Los falsificadores ciegos

(Albert Durall Moysset) #1

Por otro lado, si vivo así es por que considero al perro un
maestro.



  • ¿Te gustaría ser un perro?

  • Por supuesto.

  • Dicen por ahí que estás loco...

  • ¿Es una locura querer vivir sin tener que trabajar para
    comer, ni tener que pagar para hacer el amor?

  • Si te casas no tendrás que pagar para hacer el amor con
    tu mujer.

  • Ja Ja Ja!- Rió Diógenes, teatralmente.

  • ¿De que te ríes meteco?

  • ¿De dónde has sacado el collar de oro que luces en tu
    bello cuello?

  • Me lo regaló mi madre,- mintió Asteria.


Diógenes no se molestó en contestar. Cerró los ojos y dio
por terminada la conversación. Con parsimonia, prosiguió
con la composición de un poema que había iniciado el día
anterior:

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