I.
En cierta ocasión, durante el siglo anterior a la
dominación de los Macedonios, el arconte epónimo de
Atenas, se dirigió a un funcionario del consejo de
estratega s (CE) con las siguientes palabras:
- Polinices, escúchame con atención: Tenemos un grave
problema de liquidez, - explicó el arconte Medón, en una
sala privada. - Le escucho, arconte.
- El día 24 de este mes, la polis debe pagar 9000 dracmas a
sus funcionarios. Entre otros, a Vd. mismo. - Si.
- Según me comenta el tesorero electo, a día de hoy, solo
disponemos de la mitad de esa suma. - Uh. Ya veo! Grave problema de liquidez, en efecto, -
exclamó el funcionario. - Usualmente, resolvemos ese tipo de carencias,
ordenando al encargado del taller de la moneda de
Atenas que acuñe más dracmas. Esa partida extraoficial,
la ingresamos en nuestra caja reservada que, como Vd.
sabe, suele ser gestionada solo por el tesorero y, además,
es secreta y no precisa de justificación ni control contable