cosa representaría un descrédito enorme tanto para el
tesorero como para mi! La Heliea podría ordenar nuestra
destitución inmediata y exigiría que yo me hiciera cargo
del pago de los salarios (con mi patrimonio). Entiende,
Vd.?
- Si. Me hago cargo, arconte.
- Bien. Pues, ahí es dónde creemos que Vd. puede
ayudarnos. Por ese motivo le he citado a Vd.,
urgentemente. - Si, arconte... Si no entiendo mal, Vd. requiere de
nuestros servicios de inteligencia para solucionar el
“entuerto”. - Efectivamente. Solucione este tema, eficientemente, y la
ciudad de Atenas será generosa con Vd... Ahora bien, si
algo sale mal, Vd. será el único responsable (pues, la
presente conversación, - en esta cámara privada-, no ha
tenido lugar). ¿Entiende? - Si, claro, como no, -respondió el funcionario, sudando
tinta de pulpo verde-. Lo solucionaré, -prometió Polinices-
, no se preocupe, arconte.