karawanzine

(karawanzine poeticopX_bn9) #1

En el siglo XIX, industrias como el
ferrocarril atrajeron a nuestro país
a comerciantes y empresarios de
Gran Bretaña. Como la tradición
eclesiástica española no permitía
dar sepultura en sus cementerios
a las personas no católicas, puesto
que el camposanto es considera-
do territorio consagrado a esta fe
y no digno de otros credos religi-
osos, se vio la necesidad de esta-
blecer un espacio destinado a la
inhumación de los extranjeros no
católicos, principalmente de los
británicos fallecidos en Madrid.


Tal era el fanatismo y las dudas
sobre qué hacer con los cuerpos
que podemos señalar ejemplos
dramáticos como el de Mr. Hole, un
secretario británi-
co del embajador
Lord Digby que
vino a España en
1662 y que murió
súbitamente en
Santander. Sus
restos fueron ar-
rojados al mar
en una caja, al
negársele un entierro religio-
so. Pero, a continuación, dada la
superstición de los pescadores,
se decidió recuperar el cuerpo y
abandonarlo en la orilla: un cuer-
po herético que tocara el mar po-
dría originarles, en adelante, mala
suerte en su oficio de pesca...


Los casos de intolerancia a este
respecto se repetían en Madrid
en la primera mitad del siglo XIX,
donde la Iglesia permitió enterrar
cuerpos debajo de las caballerizas
de la Fábrica del gas.


Ya en la segunda mitad, en 1854,
el gobierno británico compró a
un tabernero algo menos de una
hectárea de terreno en un des-
campado de Carabanchel, donde
se erigiría el actual Cementerio
Británico o de los Ingleses. Con-
cretamente, las escrituras de la
parcela, datadas en 1853, ubican
el actual emplazamiento “a la
derecha de la carretera de la car-
retera de Carabanchel, más allá
del Puente de San Dámaso”.
Aun así, el gobierno español pro-
hibió símbolos religiosos en su en-
trada o la práctica de ritos religio-
sos en los funerales. Hasta 1883,
cuando se crea el Cementerio Civil
de Madrid, al lado del cementerio
de la Almudena,
los no católicos
serían enterra-
dos en el Cemen-
terio Británico.
A lo largo de
cuatro genera-
ciones, la familia
Garrido ha vivi-
do en el recinto
de este cementerio y se ha hecho
cargo de su mantenimiento. En
la actualidad, la gestión lleva un
Patronato del que forma parte la
Embajada británica, el cual hace
lo que puede económicamente,
dado que las familias que tienen
localizadas aquí sus lápidas no
pagan por su conservación. En
este sentido sí que colaboran dos
famosas fundaciones benefacto-
ras del Reino Unido, que junto con
otras entidades privadas se hace
posible acometer las labores de
limpieza, jardinería y rehabilitac-
ión.
Al acceder al interior, encon-
tramos la morada del guarda a la
izquierda y una capilla a la dere-
cha donde suelen conservarse las
cenizas de los difuntos hasta que
tiene lugar la ceremonia fúnebre,
normalmente un discreto oficio
junto al columbario.
Free download pdf