Interior n47 issuu

(revistasoberaniaalimentariayRiHoK) #1

«Apellidos» de espíritus no humanos


entrevistando a personas de todo el territorio.
Paradójicamente, también hay incertidumbres
importantes derivadas de no haber medido el
problema, por ejemplo, controlando las cantida-
des de agua y nutrientes que emite cada actividad
de la cuenca. Esa incertidumbre permite crear un
campo de batalla en el que disputar el argumento
central de la confrontación: si es o no la agricul-
tura del Campo de Cartagena la principal respon-
sable de la emisión de nutrientes y, por tanto, de
la eutrofización de la laguna. Detrás de las posi-
ciones divergentes en esta disputa se encuentra
un profundo conflicto de valores respecto a lo
que significa la intensificación agraria. Para unos,
superar la pobreza y la posibilidad de una vida
digna; para otros, explotación, contaminación y
muerte ecológica.

Abrir conversaciones difíciles
Partiendo de este diagnóstico, nos propusimos
algo muy complicado: crear un grupo donde esas
posiciones confrontadas pudieran encontrarse
y dialogar sobre los puntos más conflictivos del
debate social en torno al Mar Menor. El cómo hacer
esto ha sido un intenso proceso de aprendizaje que
aún continúa. Entre otros referentes, nos sirvió
de inspiración el trabajo de mediación del Grupo
Campogrande en el conflicto sobre el lobo ibérico.

Invitamos a 18 personas a un proceso de diá-
logo de un año que incluía entrevistas indivi-
duales y encuentros colectivos. Doce aceptaron
participar, aunque el proceso completo lo han
seguido ocho: tres agricultores, un pescador, tres
biólogas que trabajan o investigan sobre la laguna
y un profesor de filosofía. Para nosotras era un
éxito considerando el contexto, quizás debido a
una necesidad real de este tipo de espacios en el
Mar Menor. Tres claves respecto a la conforma-
ción del grupo: en primer lugar, intencionalmente
invitamos a personas de distintos sectores y con
distintas miradas y experiencias sobre la laguna,
pero no a representantes sociales o políticos cuya
voz es ya visible. En segundo lugar, escogimos
perfiles que estaban posicionados, pero a la vez
abiertos al diálogo. En tercer lugar, tratamos de
aumentar la diversidad más allá de las posiciones
polarizadas invitando a perfiles relacionados con
las artes y las humanidades que pudieran aportar
otros puntos de vista. También intentamos —pero
lamentablemente no conseguimos— involucrar a
trabajadores y trabajadoras migrantes del campo
y a personas jóvenes.
Una vez creado el grupo, comenzamos por
acercarnos a cada persona y establecer una rela-
ción, interesándonos por su vivencia, además de
por su opinión, por cómo le afecta la crisis de la

Pescadores en el Mar Menor. Foto: Arkaitz Sainz

Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y culturas #47


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