Interior n47 issuu

(revistasoberaniaalimentariayRiHoK) #1

por reducir las superficies de regadío», cuenta
Antonio. «En la cuenca del Guadalquivir, que ha
pasado de regar 600.000 hectáreas en 1997 a las
actuales 890.000, hay que plantear otro escenario
teniendo en cuenta la situación climática y de
disponibilidad de recursos. Hace falta una tran-
sición hídrica, de la que hablamos a menudo en
la MSA, pero aún no hemos entrado a detallar las
reducciones que hay que hacer». Porque, como
dice Noelia, hay muchos matices y apunta que
en su organización son conscientes de que habrá
que pasar por la reducción de regadíos, pero hay
que trabajarlo considerando la complejidad que
supone. «En COAG no hemos hablado de reducir
regadíos abiertamente, excepto en una área muy
puntual, la zona arrocera de Sevilla, no solo por la
gran cantidad de agua que consume, sino porque
se han continuado ampliando hectáreas en suelos
que no son aptos para este cultivo, están salini-
zados y apenas obtienen rendimientos. Es muy
fácil quedarse con titulares, y a menudo hacen
daño y no promueven el entendimiento. Como
vemos en la MSA, el agua es un tema amplio y
complejo y todas las organizaciones tienen que
ceder en sus posiciones, bajar al detalle. Cuando
se aborde la reducción de regadíos, casi seguro


que la agricultura más vulnerable es la que saldrá
perdiendo y si se diera esta situación nos opon-
dríamos a las reducciones en el Guadalquivir o en
cualquier otra cuenca. En COAG vamos a defender
un tipo de explotación muy concreto».

Populismo hidrológico
Antonio está de acuerdo en analizar los mati-
ces para cada cuenca, porque «los brochazos gor-
dos que estamos escuchando en boca de muchos
dirigentes políticos son discursos peligrosos e
interesados que no profundizan y solo buscan
adeptos cuando lo que tenemos que hacer es
mucha pedagogía». Para Noelia se dan dos situa-
ciones: «Por un lado, como dice Antonio, los dis-
cursos de extrema derecha, con respuestas fáciles
que engañan o confunden a la gente; pero tam-
bién, en algunos casos, existen posturas en el lado
ecologista o conservacionista que hablan desde
un cierto elitismo y con superioridad científica,
sin entender ni atender a la realidad social y las
necesidades de quienes viven en el medio rural.
Esas actitudes acaban provocando rechazo». Por
eso ella insiste en abordar los pormenores de cada
finca y teme a las políticas generalistas europeas,
que «se acabarán llevando a gente por delante».

Integrantes de la Mesa Social del Agua.
Foto: Ecologistas en Acción Andalucía


De un vistazo y muchas aristas


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