Interior n47 issuu

(revistasoberaniaalimentariayRiHoK) #1
El Ministerio de Interior ha iniciado
los procedimientos para poner fin al
movimiento LSDLT. ¿Teméis que haya
acciones judiciales contra la CP? ¿De
qué modo influye vuestra posición
a otras organizaciones agrarias
con vocación industrial, como la
Fédération Nationale des Syndicats
d'Exploitants Agricoles (FNSEA)?
Sí, hemos temido y tememos que también
haya ataques a nuestra representatividad o nues-
tra existencia. Estos ataques podrían originarse
en el Gobierno, sobre todo si los otros sindicatos
agrícolas siguen o llegan a intensificar sus ofensi-
vas contra nosotros. Aun así, como obtuvimos la
legitimidad y representatividad en las urnas hace
cuatro años en las elecciones profesionales de
las Cámaras Agrarias, no nos la pueden arrebatar
con tanta facilidad. El factor determinante serán
las elecciones programadas para enero de 2025.
El otro problema es la gran complicidad que hay
actualmente entre la FNSEA y este Gobierno, que
sobrepasa ya la política de «cogestión» con los
poderes públicos que impera desde hace 50 años.

En España siempre hemos admirado
la gran tradición combativa del
campesinado francés.
¿Está ahora más presente?
¿Hasta qué punto pensáis hacer
presión desde la desobediencia civil?
Efectivamente, en los dos últimos años hemos
pisado el acelerador en la lucha campesina y
rural, y me parece muy bien. El tema de la ali-
mentación debería ser una preocupación central
para todo el mundo. Nuestro rol como sindicalis-
tas combativos es conseguir que más personas
tomen conciencia de estos temas y su urgencia,
así como proporcionar medios a más agriculto-
res y agricultoras para que puedan vivir de su
trabajo y construir un futuro en sus granjas, sus
territorios y sus vidas.

Traducción de Olistis SCCL

Revista SABC


sociales y medioambientales más tradicionales.
Nuestra presencia hace posible el vínculo entre
estos dos mundos, que antes se evitaban o, en
todo caso, se conocían muy mal. Creo que gracias
a nuestro trabajo en común la lucha ecologista y
social está empezando a tomar otra magnitud, y
ya no hay reticencias a la hora de construir puen-
tes entre lo social y lo ecológico, entre las protes-
tas clásicas y la desobediencia civil.


Debido a estas acciones y alianzas,
¿ha habido cambios en el perfil de las
personas que se interesan por la CP?
¿Habéis detectado un aumento de
afiliaciones en general, y de jóvenes
en particular, durante este período?
Es aún demasiado pronto para sacar conclu-
siones generales, pero parece que a partir de
estas acciones algunos comités territoriales han
empezado a sumar nuevos miembros, más jóve-
nes y determinados, pero también menos expe-
rimentados... No somos una asociación, somos
un sindicato que defiende al campesinado y que
promueve la agricultura campesina como pro-
yecto agrícola, alimentario y de sociedad. Así que
gran parte del trabajo sindical se realiza lejos de
los momentos de acción y protesta, estos son solo
una parte de nuestro trabajo como sindicalistas.


Este programa asociado a los
movimientos ecologistas, ¿ha sido
rechazado por algunos de vuestros
miembros, ya sea porque lo consideran
radical o por su metodología de acción?
Ha habido mucho debate interno para encon-
trar el equilibrio adecuado en las acciones com-
partidas y en nuestras confluencias en general. El
congreso del pasado mes de abril validó amplia-
mente este programa, impulsando al equipo
actual a darle continuidad sin dejar de cuestio-
narlo para no perder el control sobre las mane-
ras de proceder, la elección de los objetivos y los
ámbitos de acción. En general, esta estrategia de
confluencia cuenta con el firme apoyo de la gran
mayoría, aunque haya personas que no se sientan
representadas y no deseen participar. Estas dife-
rencias internas existen en las formas, pero no
en el fondo de los asuntos. Nos permiten mante-
ner una actitud atenta y lúcida para no caer en
el activismo puro y duro, que me parece que se
alejaría de la compleja tarea que desempeñamos
como sindicalistas.


En pie de espiga


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