Interior n47 issuu

(revistasoberaniaalimentariayRiHoK) #1

como único objetivo, que son las que están moti-
vando la incorporación de jóvenes: fincas agroeco-
lógicas, ganadería extensiva, obradores compar-
tidos, mercados de proximidad, cooperativas de
consumo, etc. Los municipios pueden impulsar
algunas de ellas, como comedores colectivos,
tiendas de abastecimiento públicas o mataderos
móviles, incluso pueden realizar pruebas piloto de
la renta básica agraria, algo que ya se ha empe-
zado a implementar con la pagesia de la sierra de
Collserola (Barcelona).
Organizándose en estructuras como la asocia-
ción de Micropobles de Catalunya es más fácil
ejercer presión para exigir que las administra-
ciones superiores retomen su papel regulador
para sacar la agricultura y la alimentación de los
mercados especulativos y garantizar que pueda
vivirse dignamente de la tierra y que toda la
población tenga acceso a una alimentación justa y
sana. La compra pública debería de ser un primer
escenario donde se materialice una planificación
e intervención en favor de la agroecología, para
después saltar a otros escenarios como los super-
mercados públicos, la renta básica agraria o, como
se debate en Francia, la Seguridad Social de la
Alimentación.


Una ganadería vinculada al territorio
En Catalunya, un ejemplo muy claro de la
deriva del modelo productivo sometido al mer-
cado es la producción porcina, diseñada para la
exportación y con cada vez más animales pero
menos personas trabajadoras. Sus impactos sobre
el territorio en forma de purines son muy visibles,
pero hay otros que no lo son tanto, como la can-
tidad de tierras dedicada al cultivo de cereales, la
dependencia de materias primas y procesos fuera
de nuestro control, que aumenta con las conse-
cuencias del cambio climático y de los conflic-
tos geopolíticos y perjudica a muchas pequeñas
granjas vinculadas a este modelo. Es evidente
que este modelo no cuida ni promueve la pagesia
ni los productos de calidad, algo que siempre se
ha apostado por relacionar con la ruralidad y los
pueblos. Al contrario que la ganadería extensiva,
que aprovecha los pastos, limpia los bosques,
promueve la biodiversidad, previene los incendios
y cuida la tierra.
Entonces, las políticas de soberanía alimenta-
ria en Catalunya deberían empezar por plantear
una reconversión de la industria porcina. Hay que
apostar por la desintensificación y la relocaliza-
ción como estrategia para aumentar la cantidad
de granjas y de campesinado, en un modelo donde
el propio territorio produzca la alimentación de
los animales. Se trata de volver a vincular gana-
dería y agricultura, estableciendo acuerdos entre
productoras cercanas, promoviendo la coopera-
ción. Este proceso debe acompañarse de ayudas
públicas, investigación y asesoramiento, y tam-
bién de campañas para concienciar a la población
sobre los diferentes modelos productivos. Los
municipios pueden recuperar y remunicipalizar
infraestructuras como mataderos, obradores, car-
nicerías o molinos de pienso.

La verdadera


protección de la


tierra es que vivir de


cuidarla y producir


alimentos sea viable


Foto: Sergio S. Taboada

En pie de espiga


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