Interior n47 issuu

(revistasoberaniaalimentariayRiHoK) #1
se hace difícil vivir en los pueblos, el recurso que
permite la soberanía alimentaria se enfrenta a
procesos acelerados de acaparamiento y privatiza-
ción que lidera el agronegocio.
La agroecología para el abastecimiento ali-
mentario es una realidad probada durante siglos,
ahora mejorada con nuevas aportaciones que la
agronomía social comparte con los campesinos
y las campesinas del mundo. Se puede combatir
la tragedia del hambre en el mundo sin necesi-
dad del modelo agrícola del gran capital. Eso sí,
nos dicen, dos grandes retos para el movimiento
agroecológico están por cumplir todavía: la soste-
nibilidad personal, grupal y económica de la pro-
ducción agroecológica, a la vez que los alimentos
sean asequibles para todas las personas.
Las campesinas que plantaron cara al produc-
tivismo agrario y se negaron a desaparecer tienen
en esta publicación un espacio para identificar sus
luchas, las que en este momento son lideradas
desde el movimiento global de La Vía Campesina,
mujeres y hombres que se declaran en rebeldía
contra el modelo genocida agroalimentario y
agroexportador.
La okupación rural merodea por casi todas las
páginas del libro, con propuestas brillantes y car-
gadas de mucha ilusión para transitar ante el gran-
dioso reto de lo que supone rehabilitar el campo
vaciado. El ímpetu revolucionario urbanita, acla-
ran, no tiene mucha costumbre de oír escuchando
ni mirar viendo, porque está muy orientado a la
acción-reacción. Una buena dosis de humildad es
necesaria cuando aterrizas en un nuevo escenario.
Muchas de las cosas que no entiendes o rechazas
en un primer momento adquieren su sentido con
el paso del tiempo... o no.
Verdaderamente Ensayos de agitación rural.
Rehabilitar el campo vaciado, es un buen material
para seguir profundizando sobre el devenir de
nuestras agriculturas y de nuestros pueblos, sobre
el futuro de quienes desean volver al campo y
quienes nunca nos fuimos de él; y, sobre todo, una
obra magnífica que afianza las razones de todas
aquellas personas que seguimos creyendo que ser
campesino es hermoso.

Pastor anticapitalista

Jeromo Aguado Martínez


no se cortan en justificar las bondades del turismo
de masas hacia el interior, los macroparques
solares y eólicos, las macrogranjas, o el 5G para
nuevos pobladores y pobladoras que conecta con
la red y no con la comunidad. Siempre obviando
las causas que condujeron al etnocidio campesino
para dar vida al modelo del gran capital.
Y, entre tanta indignación que produce la
manipulación mediática sobre al acontecer de los
pueblos y donde se hace difícil encontrar grano
entre la paja, nos topamos con Ensayos de agitación
rural, rehabilitar el campo vaciado, una obra modesta
y maestra, fruto de una reflexión colectiva entre
gentes que huyen de la barbarie del progreso y
vuelven al campo para abrazar la tierra y vivir con
ella. Aquí, allá y más allá se esparcen prácticas
apegadas a los lugares, que a su modo se destacan
por desmercantilizar, desestatalizar, desurbanizar
sus vidas; en singular y en común, como nos indi-
can a modo de síntesis.
Entre sus escritos colectivos sorprende el acer-
tado diagnóstico, que desenmascara el porqué y el
cómo se vaciaron los pueblos, profundizando en
el origen fundamental de tal descalabro, como la
mercantilización de la producción agropecuaria,
la monetarización de las relaciones sociales y eco-
nómicas y la proletarización del campesinado.
Amplían el concepto de ruralidad, pero iden-
tificando las diferencias entre los oportunistas y
las oportunidades. El malestar de los pueblos no
puede convertirse en la defensa de más autopis-
tas, más trenes de alta velocidad, más conexión a
internet, más turismo, o más macrogranjas; sino,
más bien, en ejemplos vivos de que es posible vivir
de otra forma a la que ofrece el capital indus-
trial, con incesante necesidad de expropiación y
de exclusión de los beneficios a la mayoría de la
población mundial.
Ponen en valor el pensamiento salvaje, recupe-
rar y rehabitar un mundo que fue nuestro y nos
lo han arrebatado. Dicho pensamiento no hace
distinciones entre elementos naturales y huma-
nos, es una cosmovisión en la que van unidos y
crean un órgano sociocultural integral: la comu-
nidad que comparte tierra, semillas, agua, conoci-
mientos, espacios para decidir sobre sus vidas sin
necesidad de entregárselos a estamentos alejados
de su realidad.
Por supuesto, no obvian la cuestión de la tierra
como conflicto social, del que ya nadie quiere
hablar y que se hace necesario abordar si quere-
mos pueblos vivos. Sin acceso al uso de la tierra

Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y culturas #47


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