—Aunque quizás lo más impresionante de estas armaduras es la
capacidad que tienen para encogerse —dijo el magnate colocando el traje
sobre la mesa y pulsando un botón ubicado a la altura de la muñeca.
Entonces Inmediatamente el traje se encogió en forma de pulsera, y
los tres chicos quedaron boquiabiertos.
—Lucas... acércate por favor —pidió Caluti.
—¿Está seguro, señor? —preguntó Lucas con cierta incertidumbre y
emoción.
—¡Solo hazlo y póntelo de una vez, miedoso! —exclamó Kun.
—¡Bueno, bueno, lo haré!
Este se acercó y Caluti colocó la pulsera de grafeno sobre su
muñeca.
—¿Cómo se siente al tacto? —preguntó.
—Es bastante cómodo —respondió el gemelo mientras hacía
movimientos rotativos con su brazo.
—¡Genial! Ahora pulsa el botón de la pulsera —Ordenó.
Los demás observaban expectantes. Lucas acercó curioso su rostro a
su muñeca para verlo más detalladamente, y preguntó: ¿cuál...? ¿Este?
Al pulsar el botón, de inmediato la pulsera empezó a recorrer su
cuerpo desde su brazo. Era como si miles de hormigas negras de gran
tamaño treparan por él y lo cubrieran lentamente.
—¡Aaaaargh! ¡Qué es esto! —preguntó Lucas gritando aterrado
mientras veía cómo el material negro recorría su brazo e invadía todo su
cuerpo.
Kun, Lu y los demás soldados lo observaban preocupados. Lu
intentó acercarse a su hermano, pero Magnus lo detuvo diciéndole que no se
preocupara. En solo unos segundos, el traje se moldeó a Lucas hasta
invadirlo casi por completo. Solamente su cabeza no estaba cubierta. Él
observaba sus brazos y el resto de su cuerpo, asombrado por lo natural que
se sentía el traje.
—¡Es como si estuviera desnudo! —expresó emocionado.
—Ese comentario era innecesario, ¡qué asco! —reclamó Kun.
—Hermano, te ves muy bien —dijo Lu sonriente.