gustado que te rindieras? ¿Crees que estarían felices de verte así... en esa
pocilga a la que llamas casa?
Cleman seguía escuchándolo con el ceño fruncido. Un nudo empezó
a formarse en su garganta, y sus lágrimas comenzaron a empañarle la vista
mientras recordaba a su esposa y a su hija.
AMELIA Y SARA
Ellos vivían en Krama, allí se casó con Amelia y tuvieron una hija.
El nombre de su pequeña era Sara; una hermosa niña de cabello marrón
oscuro y de ojos cafés como su madre. En una ocasión viajaron a Gani por
vacaciones.
Estaban en la playa y todo parecía normal, pero de repente una ola
de unos veinte metros los arrastró junto con las otras cuarenta personas que
se encontraban en la orilla. Hubo diecisiete muertos en ese incidente, y
muchos otros terminaron con heridas graves. Aunque Cleman recibió
algunos golpes superficiales, tanto su mujer como su hija no tuvieron la
misma suerte. Él hizo todo lo posible por reanimarlas, pero ambas
fallecieron al instante.
Esas habían sido sus primeras vacaciones desde que oficiaba de
detective. Quería recompensarlas por haber pasado poco tiempo con ellas,
pues él viajaba bastante a causa de su trabajo. Después de lo ocurrido,
Cleman se preguntaba muchas cosas.
¿Y si hubiera elegido otra playa?, ¿y si hubiera previsto que las
olas serían inestables?, ¿y si hubiera pasado más tiempo con ellas? Quizás
así no hubiéramos tenido la necesidad de viajar. Pero esas interrogantes ya
no servían de nada.
Vendió su casa junto con todas sus pertenencias, e inmediatamente
se mudó a Paronia. Alquiló un pequeño departamento y dejó de trabajar,
solo sustentándose con el dinero de la venta. Estuvo así desde aquel trágico
suceso. En el pasado la mayoría de los casos que tomaba eran de las
regiones conflictivas, por lo que supuso que en Paronia estaría lejos de los
crímenes. Ya habían pasado ocho meses desde entonces.