Todas las ciudades eran gobernadas por el emperador Dorgan Raxán
XII, quien pertenecía al linaje de los Raxanes y era descendiente del
hombre que puso fin a la guerra, Xander Raxán I. Este personaje histórico
fue el que lideró la restauración del planeta gracias al legado que dejó a su
pueblo. La sangre Raxán era tan admirada y respetada en toda la nación,
que incluso las ciudades más bárbaras no se atrevían a rebelarse contra ella.
No obstante, esta devoción excesiva era comprensible, ya que los Raxanes
eran considerados los héroes indiscutibles de Eumaria.
Antes de la gran guerra, el mundo estaba dividido en dos períodos:
antes y después de Cristo, que se abreviaban como a.C. y d.C. Pero en el
nuevo mundo, la división se estableció en un antes y después del primer
Raxán, es decir, a. del p.R. y d. del p.R. La población decidió que debía
comenzar desde cero, ya que no podían perdonar a la generación que casi
provocó la extinción de su planeta y de todos los seres que lo habitaban.