EUMARIA

(AV) #1

—¡Alto ahí! ¡Ni un paso más o disparo! ¡Al suelo! —ordenó el
detective cada vez más alterado.


—¡Está bien! ¡Tranquilo! ¡Tranquilo!
El joven comenzó a inclinar su cuerpo lentamente y a mirar al suelo
con preocupación, pero en ese momento escuchó la voz de Samuel.


—¡Morgan! ¡Huye! —exclamó este y mordió el brazo del detective.
Cleman se sacudió y lanzó a Sam al suelo, pero al hacer ese
movimiento brusco, accidentalmente disparó un rayo. El detective y el
chico se quedaron paralizados, mirando estupefactos cómo Morgan
convulsionaba después de haber recibido el rayo de plasma.
—¡¡Morgaaaaaaaan!! —gritó Samuel con lágrimas y desesperación.
—¡Idiota! ¿Ves lo que causas? —Reprochó Cleman a Samuel.
El detective lo agarró de la sudadera, levantándolo con fuerza. Sam
seguía llorando al ver a Morgan inconsciente en el césped.


—¡Es imposible que sobreviva con ese rayo! —Lamentó Robert con
enojo.
Cleman se acercó al cuerpo del chico, arrastrando consigo a Samuel.
Sin embargo, el detective se detuvo repentinamente abriendo más los ojos,
sorprendido y pasmado al ver a Morgan levantarse poco a poco.


—¡Im... posible! —exclamó atónito, entonces apuntó el arma hacia
el joven y volvió a disparar con las manos temblorosas.


El rayo solamente dejó una mancha negra en el césped quemado,
porque en el sitio donde disparó ya no estaba Morgan; este había
desaparecido tras el destello del plasma. Cleman no pudo entender la
manera en la que el chico lo esquivó, y mucho menos comprendió cómo, en
cuestión de segundos, él apareció a su lado suspendido en el aire y
lanzándole una patada giratoria directo al rostro.
—¡Pero qué demo... —Alcanzó a decir el detective antes de salir
volando unos metros en dirección a la pared de la casa.


Samuel también cayó por la intensidad del golpe. Aterrado, el chico
veía a Morgan desde el suelo, quien tenía una expresión completamente
diferente en su rostro. Además, su cuerpo había sufrido un cambio brusco;
Morgan parecía haber adquirido más musculatura. Este, sin siquiera
mirarlo, le preguntó con la voz raspada: ¿estás bien, Sam?

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