grande como para albergar a sus nuevos habitantes; quienes le dieron el
nombre de Eumaria.
Transcurrieron otros cien años. Mucha gente se volvió estéril, otras
en cambio tuvieron hijos en abundancia. Vivieron armoniosamente durante
esos primeros siglos a pesar de que fueron tiempos muy difíciles; eso
debido a la incapacidad de imitar las técnicas de construcción y agricultura
mostradas en los libros del mundo antiguo, pues lamentablemente eran
técnicas inservibles para la época. Los eumarios tuvieron que desarrollar
nuevos métodos que pudieran ser aplicables en su nueva realidad.
Pasaron cien años más. Todas las regiones crecieron en número, de
manera paulatina y equitativa. Eran gobernados por los descendientes de
Xander Raxán. Para tener mayor influencia sobre el continente, los Raxanes
decidieron expandirse a las demás regiones, colocando un Pilar gobernante
en cada ciudad. De generación a generación, esos emperadores recibían
impuestos en forma de alimentos y joyas preciosas. Ellos gobernaban desde
la región de Gani, ubicada al sudeste. Fue entonces cuando designaron a esa
ciudad como la capital. Todo eso lo hicieron en completa paz hasta que
surgió el primer gran conflicto.
Los habitantes, que en su mayoría no tenían esas extrañas
pigmentaciones, empezaron a sentir recelo y aversión hacia una minoría que
sí lo poseía, a la que llamaban, de forma despectiva, Pigmentados. Mucha
gente de Eumaria no veía a los pigmentados como a sus iguales, sino que
los tildaban de monstruos. Esa discriminación era a causa del
desconocimiento, la falta de empatía y la envidia. Esos supuestos monstruos
tenían una mayor resistencia a los rayos ultravioletas del sol, mientras que
el resto de la población debía utilizar hierbas naturales para curar las
ronchas e infecciones que sufría.
El grupo mayoritario de eumarios se autodenominaba como
Normales. Lo hacían para marcar una diferencia racial con respecto a los
pigmentados. También se prohibió la unión conyugal entre personas que
tuvieran distinta pigmentación con el único fin de discriminarlos. Por
muchos años tuvieron esa actitud despreciativa; los padres enseñaban a sus
hijos a no juntarse con los niños que tuvieran los pigmentos rojos, azules,
verdes, grises, anaranjados y dorados. Eso produjo muchos conflictos entre
los habitantes. Los Raxanes dedujeron que en el futuro esas actitudes