cognición científica del nuevo mundo, y redescubrieron otros tipos de
conocimientos; se formaron diversas enseñanzas bélicas, artísticas,
religiosas y deportivas. Entre los normales surgió una fracción particular, un
grupo de personas con ideas religiosas que se hacían llamar Xanderianos.
Estos se distinguían por llevar un estilo de vida austero, el cual se basaba en
la dependencia total de los designios de su dios Xander Raxán. Otra de sus
características era el completo rechazo a los pigmentados; argumentaban
que los del noroeste eran demonios que estaban siendo castigados por su
dios, pero sobre todo, los xanderianos demonizaban con mucho más énfasis
a los Orains, quienes eran gigantes con la piel, cabello, y los ojos de color
naranja. Estos lograban intimidar a cualquiera debido a su gran tamaño.
Aunque, a pesar de su colosal apariencia, los Orains eran bastante pacíficos.
Se sabía que esos religiosos buscaban la constante aprobación de los
líderes Raxanes, de hecho, los emperadores destinaban grandes cantidades
de los impuestos para la construcción de sus templos. Hacían eso con el fin
de que los xanderianos mantuvieran disciplinado al pueblo. Ellos debían
enseñar a los eumarios a que permanecieran fieles al emperador. Una de sus
condiciones, sin embargo, fue que sus santuarios no se construyeran en las
regiones del noroeste, pues los xanderianos tenían miedo de que sus
templos fueran profanados por esos supuestos demonios.
LA HAMBRUNA
Para ese tiempo, una gran hambruna asoló toda la región, y como la
influencia de los xanderianos extremistas había crecido bastante en el
ámbito político, estos aprovecharon su nuevo estatus para argumentar que
estaban padeciendo esa escasez por culpa de los pigmentados, los cuales
supuestamente habían encendido la ira del dios Xander por el simple hecho
de existir. También culparon a los normales, pues según estos religiosos, los
eumarios puros estaban coexistiendo tranquilamente con esos monstruos
asquerosos, llegando así a la conclusión de que el Santo Raxán había
enviado esa desolación como castigo.
Después de la constante insistencia de ese grupo radical, y quizás
movidos por la desesperación de saber que sus reservas de alimento se
estaban acabando, los Raxanes enviaron a todo su ejército para atacar a las
regiones del noroeste. Los militares recibieron la orden de matar todo a su