EUMARIA

(AV) #1

—Entiendo —respondió el hombre, mirando en dirección a Morgan.
—Señor Caluti, el paciente necesitará quedarse un tiempo más para
realizar las revisiones correspondientes —insistió el médico.


—No se preocupe, doctor. Nos encargaremos de su salud en mi
institución, así como de los trámites de adopción —respondió este con
tranquilidad.


—Si usted lo dice, Señor Caluti, no puedo negarme.
—Claro que no puede negarse, porque sería una verdadera lástima
que este hospital dejara de recibir grandes sumas de mi dinero.


—Lo sé, Señor Caluti... y en verdad esperamos que eso nunca
suceda —dijo finalmente el médico. Luego, firmando un documento, le
sonrió al hombre y añadió—: Aquí apreciamos mucho sus generosas
contribuciones.


El hombre distinguido, con una sonrisa afable, se acercó a Morgan,
quien lo miraba con confusión desde la cama.


—¿Quién es usted... y por qué me encuentro aquí? —preguntó el
joven, todavía aturdido.


—Eres mi hijo. Tuviste un accidente al caer por las escaleras y
golpeaste tu cabeza con fuerza.
—¿Soy su hijo? Pero... no recuerdo nada. ¿Cómo se llama usted?
¿Cuál es mi nombre?


—Soy el señor Arturo Caluti, dueño de la Farmacéutica Caluti. Y tú
eres Morgan Caluti, mi querido hijo.


—Ya veo... —respondió, antes de caer en un profundo sueño.
Despertó tres días después en una habitación ostentosa, con una
puerta colosal y una gran ventana junto a su cama. Se levantó y se acercó a
ella, y observó un inmenso jardín adornado con una gran variedad de flores
y árboles de diferentes especies. Mirando más allá, vio un muelle y el mar,
con sus distintas tonalidades de lapislázuli, y las orillas de un turquesa
brillante. También alcanzó a divisar Paronia de fondo.


La puerta de la habitación se abrió de repente, y entró una mujer de
unos cuarenta años.


—¡Oh! Me alegra saber que has despertado, joven Morgan.
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