EUMARIA

(AV) #1

De repente escuchó una risa que captó su atención. Entonces volteó
para darse cuenta que a su lado estaba una bella joven. Ella también tenía el
cabello gris, pero de un tono más oscuro. Vestía una remera blanca, y sobre
esta llevaba una falda overol de color rosa con pequeños bolsillos al frente.


—Me encanta pasear por este lugar... especialmente si es contigo —
dijo ella mientras lo miraba sonriendo.


¿Quién... es esta chica?
Su cuerpo había crecido y en ese momento ya tenía diecisiete años.
Ella tomó su mano, y dijo: Morgan, cuando te vayas al suroeste para
estudiar en Atle... ¿Me llamarás?


Él permaneció en silencio y la joven continuó.
—Sé que somos novios solo desde hace un año, y que es muy poco
tiempo... pero mis padres no tienen problemas en que estemos juntos. Estoy
segura de que podremos casarnos cuando tengamos la edad suficiente. ¿Tú
que dices?


Morgan la miraba aún sin decir nada. Ella cambió su expresión,
tornándose un poco triste.


—Estaremos juntos por siempre, ¿verdad, Morgan? ¡Mira!
¡Tallemos nuestros nombres en uno de esos árboles!


La chica lo guio bastante animada tomándolo de la mano hasta
acercarse a un árbol. Luego, sacando una navaja pequeña de uno de sus
bolsillos, escribió: “Morgan y Abigail por siempre”.
En solo unos segundos el paisaje cambió completamente; las
praderas se convirtieron en campos negros reducidos a cenizas, las vacas
fueron reemplazadas por cadáveres de personas. En lugar de caballos había
restos de huesos, y donde habían estado las ovejas, solo se veía a una pila
de cuerpos ensangrentados; cientos de personas con cabellos de color negro
y marrón estaban amontonadas e inertes.


Morgan volteó y observó estupefacto a su alrededor, percatándose
de que ya podía controlar los movimientos de su cuerpo. La chica de al lado
dejó de sonreír. Su vestido rosado se convirtió en un rojo sangre. Ella lo vio
a los ojos, y tomándolo de ambos brazos, hizo reposar su espalda contra el
único árbol que quedaba en el lugar; el mismo en donde había tallado sus
nombres. Abigail lo miró con premura y le advirtió.

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