contra el dios Xander!
Calius, con mucha sangre empapándole el rostro, siguió insistiendo.
—¡Ustedes, monstruos despiadados!... ¡Ustedes son los verdaderos
ofensores! ¡Matan y castigan a nuestros hermanos pigmentados solo porque
ellos son diferentes! ¡Solamente los que tienen odio en sus corazones
podrían ser tan sanguinarios! ¡Les aseguro que sus acciones no provienen
de dios!
—¡BLAS... FE... MIA! ¡Has blasfemado defendiendo a esos
demonios! —exclamó el otro xanderiano.
—¡No! ¡Ustedes son los demonios! ¡Algún día pagarán por sus
actos! —gritó Calius.
—¡Silencio! —ordenó el capitán. Luego este hizo señas a uno de sus
soldados.
El militar agarró su ballesta y atravesó con una flecha el pecho de
Calius, quien finalmente exhaló su último aliento de vida.
La guerra terminó pocos meses después. El nuevo emperador, Julius
Raxán VII, castigó a esos soldados, indemnizó a los niños, y finalmente
nombró a esa montaña “Calius”; por tan heroico acto de aquel mártir, pero
al pasar los siglos la historia de Eumaria se modificó. Quitaron los registros
de los documentos oficiales, y de esa manera pudieron borrar todo lo que
estaba relacionado con el xanderiano.
Muchos pigmentados de otras regiones también lograron sobrevivir
gracias a la valentía de personas con el mismo espíritu empático de Calius.
Esos héroes clandestinos, no veían a los pigmentados como a una raza
inferior, sino que los consideraban seres humanos con la misma dignidad y
el mismo valor que ellos.
RELATOS FINALES
—In... Increíble —dijo Samuel al oír esa historia.—Bueno, chicos. Este fue un día demasiado largo, y mañana será
peor. Ahora duerman —sugirió Boldort.
—¡Una última duda! —expresó Sam, levantando de nuevo la mano.