—Bien... —Kun colocó el dedo índice a su oído—. Aquí cabello de
sangre. Estamos en posición. No hay nadie más alrededor. Cambio y fuera.
Lu se encontraba en los ductos. Miraba desde las rejillas en
dirección a la mesa. Él respondió: Hermano mayor, reportándose. Estoy en
mi ubicación. Todavía no observo a nadie en el salón de reunión. Cambio y
fuera.
—¿Es tu primer día aquí? —preguntó el guardia a Lucas. Ambos se
encontraban en el pasillo, resguardando el salón de reunión.
—Eh... ¡Sí, sí! Estoy cubriendo a mi primo... —Lucas lucía inseguro
—. Pues, él enfermó de... Eh... ¡Mi primo tiene hemorroides!
—Ah, ya veo, pero... creo que esa información no era necesaria —
respondió el guardia, con una expresión de asco.
Caluti se cubrió el rostro de vergüenza al escuchar la respuesta de
Lucas. Se encontraba dentro de una furgoneta, junto a Magnus y su
asistente Návila. Estaban monitoreando la operación desde ahí. Dentro del
automóvil había todo tipo de pantallas y aparatos de comunicación.
Se estacionaron en un pequeño callejón a una cuadra del edificio
central. El conductor era un militar de la farmacéutica que se infiltró como
civil. Las calles estaban repletas y había otros autos estacionados cerca.
El día estaba agradable y soleado. Era viernes, así que tanto los
centros comerciales como parques, zoológicos y demás tiendas, estaban
llenos. También tenían con ellos a un hombre dentro de la furgoneta. Este se
hallaba atado de pies y manos.
—¡Idiota! ¡Eres un estúpido! ¡¿No se te ocurrió una mejor excusa
que esa?! —Le regañó Kun desde el transmisor.
—Lucas es muy gracioso —dijo Nordok riéndose despacio. Todos
habían escuchado la conversación.
—¡Cállate, imbécil! —Le respondió Lucas.
—¿Eh? ¿Quieres que me calle? —preguntó el guardia bastante
confundido.
—¡No, no, no!... Me lo dije a mí mismo —contestó el gemelo con
rapidez para evitar que el guardia lo descubriera.