—Mira, sinceramente no me gusta mucho la idea de involucrarlo en
la misión, pero si él quiere unirse yo no me negaré. Samuel es un chico muy
inteligente, y ese dispositivo que lleva en sus lentes podría ser bastante útil.
››Es una tecnología realmente interesante. Claro que no llega al
nivel de la red virtual que tú creaste, sin embargo, debemos admitir que el
chico tiene talento.
Ella seguía preocupada. La chica recordó la conversación que tuvo
con Sam el día anterior. Entendió que él había pasado por muchas cosas al
igual que ella. Sabía que cargaba con la muerte de su hermano Uriel, y que
por esa razón no tenía amigos ni confiaba en nadie.
Esmeralda había sufrido el mismo rechazo en su escuela; pues
ninguna de sus compañeras quería estar a su lado. Samuel fue el único en
escucharla cuando ella quiso desahogarse. Después de haber estado
encerrada por tanto tiempo en el laboratorio, esa había sido la primera vez
que la joven experimentó una conexión tan cercana con alguien.
—Y dime, niña... ¿Qué harás? ¿Hablarás con el chico para que
desista y pueda estar a salvo?, ¿o dejarás que nos acompañe en la misión?
Ella suspiró y llevó la mano izquierda a su pecho, hizo eso como si
se estuviera arrancando algo del interior. Miró en dirección a Samuel, y
firmemente dijo: Sam ayudará en la parte logística; nos proporcionará
información desde un lugar seguro. Estará contigo todo el tiempo.
—¿Qué? ¿Acaso no te lo dije? —preguntó Boldort.
—¿Decirme qué cosa?
—Yo también debo asistir a la reunión. Después de todo, soy la
mano derecha del emperador Dorgan; de hecho, yo seré la figura principal
en la asamblea.
—¿Por qué carajos no me lo dijiste, viejo inútil? —reclamó bastante
enojada.
En ese momento sonó su pulsera inteligente; era una llamada de
Magnus. Ella contestó y ambos se sorprendieron al escuchar las palabras
del doctor, quien cortó la llamada apresuradamente.
—¿C-Caluti tiene... a un coloso Orain? —preguntó Boldort con
incredulidad.