contemplarás mi gloria; vas a presenciar mi gran ascenso al poder.
Agradece que te dejaré vivo por un poco más de tiempo.
Kun, Lucas y Lu oían confundidos la discusión. Návila y Magnus
tampoco entendían nada acerca de lo ocurrido con Suria y Kevin. Caluti
ordenó a Boldort que caminara hasta la puerta. Luego gritó: ¡Lu, baja de ahí
y ven a escoltar a esta perra!
El gemelo mayor inmediatamente rompió el techo y saltó cayendo
de pie al suelo.
—¿Q-Quién es ella? —preguntó Celia al ver a Lu.
—Hola, mucho gusto, gobernante —respondió él amablemente con
una sonrisa.
—T-Tiene la voz de un chic...
—Por favor, acompáñenos sin resistirse —La interrumpió Lu
mientras ella seguía titubeando confundida.
Después de decir eso, él la tomó del brazo y se dispuso a tocar la
puerta en clave. Su hermano les abrió sonriente en respuesta. La gobernante
sintió un poco de alivio al ver el rostro tan amigable de Lucas, sin embargo,
grande fue su desilusión cuando vio al guardia tendido en el suelo.
—¡Esto es una locura! Escuché disparos..., ¡pero no pensé que
morirían todos! —dijo Lucas desconcertado al asomar la cabeza dentro del
salón.
—Vámonos a la azotea. Allí por fin pondremos en marcha la fase
tres —comentó Caluti mientras escoltaba a Boldort. Cuando salían de la
habitación, añadió—: Pronto acabaremos con todo esto.
Ya estaban a mitad de camino en dirección al elevador, pero cuando
el ascensor abrió sus puertas, todos vieron a una chica apuntando con su
arma a la cabeza de Návila. A Boldort se le dibujó una sonrisa, mientras
que Caluti quedó asombrado. El magnate no podía creer lo que veía ante
sus ojos.
—No... puede... ser. ¡¿Esmeralda?!... ¿¡Qué haces aquí!?