llegar a ser si se me presionara lo suficiente.
››Con lo que ocurrió hace rato, concluí que solamente seremos
capaces de conocernos a nosotros mismos cuando nos involucremos o nos
veamos envueltos en una situación difícil... Es allí donde mostraremos una
parte de nuestra verdadera naturaleza.
››Solemos decir cosas como; “si esto me ocurriera... yo haría esto” o
“yo haría aquello”, pero, siendo sinceros... Eso no lo sabremos hasta que lo
experimentemos en carne propia, y por lo general nunca cumplimos las
expectativas que tenemos de nosotros mismos.
››Yo creía ser alguien con un temperamento inalterable, sin
embargo, casi terminé matando a ese psicópata.
—Lucas... —Kun tragó saliva—. Tú por lo menos hiciste algo,
mientras que yo...
Las manos del pelirrojo sangraban de lo fuerte que se las apretaba.
—¡Yo no hice absolutamente nada! ¡¡Lo tenía frente a mí y no lo
maté!! ¡¡Pude haberlo hecho y no lo hice, maldita sea!!
Kun empezó a lagrimear de rabia. Lucas no sabía cómo animarlo.
De repente, ambos sintieron un leve golpe en sus cabezas. Estos alzaron la
vista y vieron a Lu con su tierna sonrisa de siempre. El chico les había
golpeado con dos libros que tenía en las manos.
—No es tiempo de lamentarse. Lo hecho, hecho está. Solo debemos
seguir adelante —dijo Lu intentando ser lo más amable posible.
—¡T-Tienes razón! ¡Tú siempre la tienes! —comentó Lucas con una
sonrisa.
—¡Y tú, tonto!... ¡Deja de decir que no tienes talento! —Le
reprochó a su gemelo.
—¿A-A qué te refieres? —preguntó Lucas confundido.
Lu lo miró con dulzura.
—Tú le das color a mi vida. Sin ti, hermano, nada tendría sentido.
Sin tus tonterías, mi vida sería gris y opaca.
El gemelo estuvo a punto de llorar al escuchar eso.
—Amigo, tu talento natural es alegrar a los que están tristes —
confesó Kun limpiándose las manos de sangre y secándose las lágrimas,
mientras mostraba una leve sonrisa.