—¡Lo tengo! —Lo interrumpió Belton entrando al vehículo y
exhibiendo un arma de fuego en la mano.
La pistola había caído cerca tras el choque, por lo que el agente se
percató de eso y fue a recogerla. El hombre cerró la puerta y se colocó el
cinturón. Samuel suspiró aliviado al no tener que rendir cuentas a Cleman.
—¿Qué demonios es eso? —preguntó el detective.
—Parece ser una especie de arma avanzada —decía Belton
mirándola con mucha curiosidad.
—No. Es todo lo contrario... —comentó Sam activando su casco y
verificando la ruta con sus lentes. Luego les explicó, diciendo—: Según la
información que mis amigos y yo tenemos, ese es un arma de fuego que
utilizaban en el mundo antiguo.
››Funciona a base de pólvora, y creemos que es mucho más efectivo
que las armas de plasma convencionales.
El chico miro a Robert, y dijo: detective Cleman, ya he verificado la
zona... Siga esa calle, por favor.
—¡De acuerdo!... —Este miró con cautela el arma en la mano de su
compañero—. Y Bel, solo mantén esa cosa oculta... No sabemos qué tan
peligrosa sea.
—¡Recibido! —respondió Belton antes de guardar la pistola a un
costado.
—¡Vamos!... ¡En marcha! —exclamó el detective mientras pisaba el
acelerador.
Ventanas rotas, autos incendiados y cuerpos tirados por doquier,
eran los vestigios de la furia que se había desatado en ese lugar.
—D-Demonios... ¿Qué es todo esto? —preguntó Belton con un tono
de lamento en su voz. Luego agregó—: Nadie podría imaginarse que hace
solo unas horas esta zona estaba llena de vida y era bastante concurrida.
—¡Carajos!... Creo que llegamos demasiado tarde —dijo Cleman.
Samuel vio horrorizado la sangre desparramada de los cadáveres de
la zona; civiles, reos y policías, yacían tirados por todo el lugar. De pronto
escucharon algo. Era la radio policial que sonaba de forma entrecortada.
—Ate... nción a... das... uni... dades!... ¡Las tres u... versidades...
tán... en llamas!