feliz, y juro que haré lo posible para brindar a todos un futuro pacífico; un
futuro en el que puedas formar una familia.
Samuel había pasado por ahí, y accidentalmente escuchó toda la
conversación. Segundos antes, él no tuvo mejor idea que ocultarse y
sentarse en una esquina. El limario volteó y comenzó a caminar en
dirección contraria, pero desde atrás oyó la voz de su amigo.
—¿Estás seguro?
Morgan se detuvo sorprendido, y luego volvió a voltear.
—¡Oh!... ¡Sam! ¿Desde hace cuánto estás ahí?... ¿Tú... escuchaste
todo?
—Escuché lo suficiente como para preocuparme. Amigo, ¿estás
seguro de que la dejarás ir?... Ella parece una buena chica.
—Es justamente por eso, Sam... —Él hizo una pausa—. Es
precisamente porque es una buena chica, que no quiero que esté conmigo.
››Tuve que herirla para que le fuera más fácil olvidarme, pues todos
los que se acercan a mí..., al final terminan sufriendo; solo piensa en
Bárbara, en esos estudiantes, en Cleman, en Magnus, en Boldort, incluso
tú...
—¡Ninguno de nosotros hemos sufrido por tu culpa! —Le replicó
Samuel. Este, mirándolo directamente, confesó—: ¡Morgan! ¡Tú eres una
buena persona!
El limario suspiró sonriendo.
—No creo que esa sea la mejor manera de definirme. Sam, ya debo
ir a descansar. Tú también deberías hacer lo mismo. Mañana tendremos una
reunión.
—Está bien, pero antes de que te vayas...
Morgan se detuvo unos segundos.
—¿Qué necesitas?
—¿En verdad ya no sientes nada por ella?
Él miró a Samuel por el rabillo del ojo.