—¡¡Boldort!! ¡¡¿Cómo carajos sobreviviste?!! —Esmeralda se
acercó al Raxán, completamente atónita—. ¡¡Habías muerto frente a mis
ojos!!
—También yo lo vi —comentó Lu desde atrás, todavía estupefacto.
El secretario se retiró de la oficina y cerró la puerta rápidamente al
ver a su jefa tan tensa.
—Bueno, dicen que la yerba mala nunca muere —respondió
Boldort.
A pesar de sus casi setenta años, el Raxán lucía bastante bien,
aunque la barba, el bigote y su cabello, ya no eran doradas sino blancas.
Este llevaba su típico saco elegante de color bordó, un sombrero y botas
negras.
—¡¡Déjate de bromas!! ¡¡No lo entiendo!! ¡¿Cómo caraj...
—El ascensor —La interrumpió él.
—¿Eh?... ¿Qué ascensor?
—En mi ascensor privado, mientras me acomodaba el parche, en
realidad me inyecté en el ojo un dispositivo de regeneración cerebral.
—¿Un dispositivo? ¿¡Y cómo es que nunca supe de eso!?
—Ya te lo dije, niña, mis secretos son mi garantía para vivir.
Aunque, este dispositivo tiene sus desventajas; solamente puedo activarlos
cinco segundos antes de morir.
››La segunda vez que lo activé fue durante la reunión de los pilares;
cuando estaba frente a Francisco, y la tercera fue cuando recibí el disparo
en el pasillo. Mi dispositivo es limitado al igual que el SRI.
—¿Cómo sabes acerca del SRI? —preguntó Esmeralda, aún sin
poder creer toda la situación.
Boldort comenzó a reír a carcajadas.
—¡Niña! ¡Yo era el proveedor de ese artefacto!... ¡Aunque la policía
de Paronia nunca lo supo!
—¡No lo puedo creer! —Ella llevó los dedos a su mentón,
tornándose pensativa—. Sin embargo, ahora que lo dices..., recuerdo que el
agente Belton mencionó algo acerca de un proveedor desconocido, ¡Pero
jamás creí que serías tú! ¿Alguien más sabía que estabas vivo?
—Solamente Morgan.