Caluti se hallaba en una habitación amplia dentro de la
farmacéutica, tenía los brazos cruzados y el rostro serio. El doctor Magnus
se encontraba a su lado. Ambos estaban de pie y miraban en dirección a las
puertas de los ascensores; cuatro puertas en total, que eran custodiadas por
dos guardias. Mientras esperaban, Magnus dijo a Caluti: Francis, fue una
decisión acertada por tu parte apartar esta habitación para el encuentro de
los modelos N.1, 2 y 4.
—Efectivamente, doctor Magnus. Aunque es una lástima que
Morgan y Esmeralda no se encuentren disponibles para la misión.
Realmente deseaba que todos se conocieran hoy, de esa manera tal vez
estrecharían lazos.
—Sí, pero los planes no siempre salen como uno lo espera. —
Magnus guardó silencio un momento—. El modelo N. 3, en lo que a mí
respecta... es un caso perdido.
—No lo creo —replicó Caluti. Luego, acomodándose los lentes,
agregó—: Esmeralda es una chica prodigio, simplemente la hemos
presionado demasiado.
—Sí, demasiado —respondió Magnus secamente.
Dos de las cuatro puertas se abrieron repentinamente. De una de
ellas salió Kun con sus típicos auriculares y una bata gris de manga corta
con pantuflas blancas. A su derecha se encontraba una mujer joven. Esta
llevaba lentes y vestía un uniforme blanco, y a su izquierda le seguía un
militar con un traje metálico de color negro y naranja. Del otro ascensor
salieron Lucas y Lu, ambos también con uniformes grises y acompañados
por dos personas; un hombre de ropa blanca, y un militar.
De repente, Kun, Lu y Lucas dejaron de caminar y se miraron entre
ellos con curiosidad y asombro, pues jamás habían visto a otras personas
que no pertenecieran al personal médico o militar dentro de las
instalaciones. Eso era algo nuevo para ellos, sin embargo, el ambiente se
volvió relativamente tenso.
—¡Oye, Caluti! ¿¡Qué es esto!? ¡Pensé que habíamos quedado que
trabajaría solo en la misión! —protestó Kun después de quitarse los
auriculares y guardarlos junto con el reproductor en el bolsillo de su bata.