CONDICIONES NECESARIAS PARA LA LIBRE
COMPETENCIA
Para que exista una situación de libre competencia o competencia perfecta, deben cumplirse las
siguientes condiciones:
El Estado debe permitir que los actores económicos fijen sus tarifas y estrategias de venta sin
favoritismos, es decir, sin subsidios, restricciones, cuotas, recargos o impuestos. Por ejemplo, en
ciertos países el Estado subvenciona ciertos servicios públicos (usualmente a través de empresas
públicas) para mantener su precio bajo y accesible, lo que impide que existan competidores viables
en ese nicho de mercado.
Los consumidores deben conocer la calidad
y el contenido de los productos consumidos,
de modo de poder elegir libremente entre lo
ofertado. De otro modo, su elección podrá ser
siempre manipulada. Por ejemplo, una empresa
puede promocionar un producto como si fuera
de mejor calidad de lo que es, falseando la
información de su contenido para engañar
al consumidor y favorecer injustamente su
negocio.
El Estado, al mismo tiempo, debe vigilar
que los actores económicos compitan entre sí de
manera leal, no monopólica, es decir, sin contar
con el poder para imponerles a sus competidores
situaciones desventajosas. Por ejemplo, una
gran corporación puede rebajar el precio de sus
productos artificialmente (dumping) durante el
tiempo suficiente para quebrar a sus competidores,
y así adueñarse del mercado e imponer luego los
precios que quiera.