SUB UNO DEO

(Jud Rampoeng) #1

Prólogo
Soy Titus, antes esclavo, ahora liberto, con los años tallados en la piel como versos en un
pergamino roto. Escribo bajo un olivo, en el jardín donde las violetas perfuman la brisa
húmeda y cálida de Roma, y los gorriones cantan en las ramas más altas, desde donde
divisan el mar azul. Luna, una gata de ojos brillantes, roza mi pierna mientras el sol calienta
la tierra, y mi ceceo, maldición de mi lengua, torpea los versos que recito en mi mente. Fui
poeta secreto, sirviente de Lucius Marcius, el último hombre que soñó con una Roma libre.
Pero Roma cayó, no por espadas, sino por su codiciosa ambición de unificar lo que no
debía: un cetro, un dios.
Los galos del norte, celosos de sus bosques sagrados, advirtieron que la coerción
avariciosa rompería el alma de los pueblos y que Roma caería si no respetaba lo diverso.
Safira, la esclava siria de voz melódica y aroma a mirra, me lo enseñó: la tolerancia, como
las flores que crecen sin ser forzadas, pudo haber salvado a Roma. Mi cojera, herencia de
un accidente sufrido durante la destrucción de Corinto, me recuerda cada paso que di tras
Lucius, y mis poemas, escritos en latín, guardan un mundo que se desvaneció como un
sueño.
Urbs magna cadit, sub uno deo,
Libertas umbras quaerit in silentio.
Violae spirant, ego claudico().
(
)La gran ciudad cae, bajo un solo dios, La libertad busca sombras en el silencio. Las
violetas respiran, yo cojeo.

Free download pdf