El Mundo - 03.04.2020

(lily) #1

EL MUNDO. VIERNES 3 DE ABRIL DE 2020
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P R I M E R P L A N O
i

COVID-19 EL NORTE DE EUROPA


Un dónut gratis para los primeros 500
clientes. Era el 11 de marzo y el Go-
bierno danés acababa de anunciar el
cierre de colegios, universidades, res-
taurantes, bares, instalaciones depor-
tivas, comercios... Sólo permanece-
rían abiertos los establecimientos pú-
blicos de primera necesidad, como far-
macias o supermercados; y aquellos
donde pudiese comprarse comida o
bebida para llevar: panaderías, hela-
derías, pizzerías y, por lo visto, vende-
dores de dónuts. Como la popular tien-
da de Aarhus, segunda ciudad de Di-
namarca, que tuvo la demencial ocu-
rrencia de celebrar el ini-
cio del aislamiento social
regalando gratis sus ri-
cas creaciones a los cien-
tos de inconscientes dis-
puestos a formar largas
colas ante su puerta.
Ideal, en fin, para conta-
giarse de coronavirus.
Alguien debió de ad-
vertirles de que se trata-
ba de la peor idea en el
peor momento y el even-
to fue desconvocado. La
iniciativa, no obstante,
reflejó que el mensaje de
precaución de la prime-
ra ministra danesa, la so-
cialdemócrata Mette Fre-
deriksen, no había cala-
do del todo en la pobla-
ción. La gente aprovecha-
ba el súbito parón para
juntarse a jugar al fútbol,
pasear por la playa o va-
ciar supermercados. Cu-
riosamente, Frederiksen
había dicho que no ha-
bría problemas de abas-
tecimiento y que no ha-
cía falta acaparar ni ali-
mentos ni papel higiéni-
co ni nada. Miles de da-
neses debieron entender
lo contrario y se lanza-
ron a llenar carritos de la
compra como si no hu-
biese un mañana.
Tuvieron que pasar va-
rios días para que se asi-
milase la gravedad de la
situación. Las cifras de
muertos en Italia y en Es-
paña, así como la multi-
plicación de contagios en
toda Europa, comenza-
ron a asustar. Se identi-
ficó el primer gran foco
de infección en Dinamar-
ca: 139 visitantes de la es-
tación de esquí austria-
ca de Ischgl, la mayoría
visitantes del tristemen-
te célebre bar Kitzloch,
donde un camarero infectado repar-
tía alegremente chupitos y Covid-19.
Al mismo tiempo, las estanterías de
los supermercados siguieron rellenán-
dose y la situación sanitaria no se des-
controló, con lo cual se recuperó una
cierta calma, que unida al buen tiem-
po de la última quincena ha sumido
Dinamarca en una irreal atmósfera
semiestival. No hay confinamiento.
Parecen vacaciones, pero no lo son.
Todo el mundo corre, todo el mundo
pasea, pero a distancia, sólo junto a la
familia más cercana. Si se encuentra
algún conocido por el camino, se le sa-

luda como si fuese un bandolero, con
cuidado de que no se acerque dema-
siado. En el super, mejor si hay una
cámara frigorífica separando a los in-
terlocutores. Y cada uno, a un metro
de ella. Por si acaso.
Irreal resulta también escuchar las
tristes noticias procedentes de Espa-
ña. Cada vez más muertos, mientras
en Dinamarca la primera ministra ha-
bla de «moderado optimismo», de cur-
vas estables, de que el virus «empie-
za a remitir» y de que la sociedad qui-
zá se abra de nuevo, gradualmente,
después de Semana Santa. De mo-

mento, Frederiksen y su Gobierno mi-
noritario –exclusivamente socialde-
mócrata– salen muy reforzados.
A la hora de comparar las conse-
cuencias de la pandemia, parece ob-
vio que las autoridades danesas fue-
ron bastante más cautas que las espa-
ñolas. Durante el famoso fin de sema-
na del 8-M, aparte de macromanifes-
taciones y mítines, los estadios de fút-
bol españoles abrieron sus gradas al
público como si fuese una jornada
más: el sábado, por ejemplo, 60.374
espectadores en el Atlético-Sevilla y
77.035 en el Barcelona-Real Sociedad;

el domingo, 51.521 en el Betis-Real
Madrid... En la liga danesa se jugaron
siete partidos. Número total de asis-
tentes: cero. Todos se celebraron a
puerta cerrada. Y eso, pese a que el 7
de marzo ya había 10 muertos en Es-
paña y ninguno en Dinamarca. El 6
de marzo el Gobierno danés ya había
prohibido cualquier acto con más de
1.000 participantes.
Casi un mes después, España supe-
ra las 10.000 muertes (230 por millón
de habitantes), no muy lejos del millar
diario, mientras que Dinamarca suma
123 (21 por millón de habitantes), 19

en las últimas 24 horas. Los responsa-
bles sanitarios daneses han calculado
que, de seguir una curva como en Ita-
lia, el sistema todavía contaría con res-
piradores y camas de UCI suficientes.
Una catástrofe a la italiana o a la espa-
ñola parece ahora improbable. El men-
saje de los directores de los principa-
les hospitales daneses es de tranquili-
dad: hay capacidad de sobra y todo
aquel que lo necesite será tratado con
el fin de salvar su vida, independien-
temente de su edad o de su estado. Ayer,
el número de pacientes ingresados por
coronavirus descendió de 535 a 525.

Aun así, a los profesionales sanitarios
se les ha suspendido el convenio co-
lectivo y, si la situación se agrava, pue-
dan ser obligados a trabajar hasta 16
horas todos los días de la semana.
Que las cosas vayan menos mal que
en otras partes tampoco supone un
gran consuelo. Ni desde la perspecti-
va humanitaria ni desde la económi-
ca. Esta semana, prácticamente todos
los partidos del Parlamento, desde los
nacionalistas hasta la extrema izquier-
da, pidieron que se enviase ayuda a
Italia y España. El Gobierno, sin em-
bargo, rechazó la propuesta con un
argumento difícil de
rebatir. «Nos encon-
tramos todavía en la
fase inicial de una
pandemia muy seria.
Apenas estamos em-
pezando a subir una
montaña cuya altura
desconocemos, por
lo que no podemos
enviar un material
que quizá necesite-
mos nosotros dentro
de muy poco tiempo»,
lamentó Jeppe Kofod,
ministro de Asuntos
Exteriores.
Kofod recalcó, no
obstante, la capital im-
portancia de una ma-
yor solidaridad euro-
pea: «Vivimos ahora
en un mundo comple-
tamente diferente. El
proceso de recupera-
ción económica al que
nos tendremos que
enfrentar supondrá
un reto gigantesco. Lo
más importante es
que trabajemos jun-
tos, sobre todo dentro
de la UE, porque es-
to nos ha golpeado a
todos al mismo tiem-
po. Las consecuencias
se sentirán en todo el
planeta. Dinamarca
es una economía de
mercado abierta. Vi-
vimos de comerciar
con el resto del mun-
do, y buena parte de
nuestro bienestar y de
nuestros puestos de
trabajo están directa
o indirectamente re-
lacionados con un
mundo cuyo creci-
miento se ha deteni-
do y donde el panora-
ma se presenta muy
sombrío».
Aquí, también, las
previsiones son bastante negras. Las
últimas estimaciones del Banco Na-
cional pronostican que el PIB danés
sufrirá en 2020 un retroceso del 3%
en el mejor de los casos, y de un 10%
en el peor. En 2009, el año más difícil
de la crisis económica en el país, el
PIB se retrajo un 5%. Puede que Di-
namarca saliese relativamente airosa
de aquella recesión, pero también tu-
vo que soportar recortes cuyas hue-
llas aún se notan en áreas como Sani-
dad y Educación. Y el famoso estado
de bienestar nórdico sólo es posible
dentro de una economía próspera.

Las medidas im-
plantadas en
Dinamarca no
incluyen el confi-
namiento de la
población, aun-
que de momento
parecen haber
mitigado hasta
ahora la evolu-
ción del coronavi-
rus. Los grandes
eventos deporti-
vos se celebran a
puerta cerrada
desde primeros
de marzo. El día 11
se anunció el cie-
rre de centros
educativos, ba-
res, restaurantes,
instalaciones de-
portivas y comer-
cios. Las medidas
rápidamente im-
plantadas han si-
do la clave para
que el país esqui-
ve el desastre sa-
nitario. El econó-
mico será más
difícil de evitar.

Un país


cauto y con


optimismo


moderado


TESTIGOS


DE LA


PANDEMIA


EN EL


MUNDO


PEDRO POZA
MAUPAIN
AARHUS


  1. DINAMARCA


Un ciudadano descarga basura en un punto de reciclaje público recién reabierto en Fredericia. / AFP


Imagen aérea del Parlamento danés y sus alrededores, en Copenhague, en plena hora punta. / GETTY

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