El Mundo - 03.04.2020

(lily) #1

EL MUNDO. VIERNES 3 DE ABRIL DE 2020
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OTRAS VOCES


LA IDEA de conócete a ti mismo del oráculo de
Delfos tiene plena vigencia durante esta crisis con-
finados en nuestros domicilios. Para ser fieles a su
imperativo surge, perentoria, la pregunta de cómo
podemos mejorar nuestro autoconocimiento –per-
sonal y colectivo– y prever y gestionar así en lo po-
sible, nuestras reacciones psíquicas venideras y sus
estados de ánimo. De manera que, en la medida de
lo posible, podamos cumplir el sabio consejo de
Comte: «Conocer para prever, prever para poder»,
que tanto hemos echado en falta en nuestra políti-
ca ciega ante lo que nos ha llegado.
Para ello nos será muy útil conocer el modelo
que la psiquiatra suiza radicada en Estados Unidos,
Elisabeth Kübler-Ross, formuló tras especializarse
en la fenomenología mental y anímica de las fases
del duelo humano. Y que son también aplicables a
nuestras transiciones y periplos psicológicos du-
rante catástrofes o cambios tan drásticos e impre-
vistos como lo que estamos viviendo.
El esquema establecido por Kübler-Ross, tras la ob-
servación médica de miles de casos, determina que
nuestra estructura psíquica y anímica por regla gene-
ral transita en el tiempo posterior a una pérdida o
cambio imprevisto negativo por siete fases consecu-
tivas que se dan entre un eje vertical de menor a ma-
yor intensidad de nuestras respuestas emocionales y
otro horizontal de transcurso del tiempo. A nuestros
efectos y ciñéndonos a la peculiaridad de la crisis ful-
minante del coronavirus y nuestro confinamiento, he
seleccionado cuatro de ellas, ahora más fundamenta-
les. Como son las fases
de: 1) Negación 2) Ira, 3)
Abatimiento y, finalmen-
te, 4) Aceptación. No to-
dos las seguiremos de
manera lineal ni pasare-
mos por todas ellas. Si,
al menos, es altamente
probable que transite-
mos por dos. En cada caso particular, dependerá de
nuestra capacidad de tolerancia y adaptación a la ad-
versidad –lo que denominamos «resiliencia»– el cir-
cular más aceleradamente por los citados estadios y
hacerlo con menor desgaste psicosomático. Veamos
sucintamente los aspectos principales de cada fase:


  1. Fase de Negación: en este estadio se activan los
    mecanismos negatorios del hecho dramático como
    defensa inmunológica temporal ante lo que supone
    una amenaza para nuestra zona de confort o de cos-


tumbre. Cuanto mayor sea la salud mental de un su-
jeto y su estar en la realidad (Ortega decía «estar a las
cosas») menor será su fase de negación, cuyos peli-
gros inherentes como tristemente comprobamos hoy,
son altamente nocivos. Salir de dicha etapa es crucial
pues durante ella y debido a la desconexión con la
realidad en torno, mayor serán nuestras acciones im-
prudentes con predominio de lo emotivo-irracional.
Así, en nuestra crisis del CV-19, el primer gran input
negativo cercano que tuvimos fue la suspensión del
Mobile en Barcelona el pasado 13 de febrero. Pero
mientras que las multinacionales implicadas procesa-
ban acertadamente la grave realidad de la epidemia
en China y Corea, asumiendo las pérdidas de no acu-
dir a un evento en una ciudad como Barcelona, situa-
da a más de 9.000 kilómetros de Wuhan, el poder po-
lítico municipal y estatal negaban que la cancelación
fuera por motivo de riesgo para la salud. El primer
mandamiento de la inteligencia es no negar la reali-
dad ni a sus heraldos, sino ajustarse a su primacía.
Bien al contrario, el negacionismo de nuestro poder
político se reafirmó ante la crisis milanesa que había
empezado muy poco después el 21 de febrero, con un
crecimiento exponencial en las dos semanas siguien-
tes ya por toda la Lombardía. Y esta fase de negación
de nuestra dirigencia alcanzó su triste culmen en la
manifestación tan imprudente del 8-M con ese aire
tan extraño de irrealidad. De aquí se desprende una
dolorosa lección: el altísimo coste de oportunidad,
maniobra y prevención que tiene cualquier enfoque
de gestión –sea política empresaria o personal– cuya
visión del mundo, la vida y sus circunstancias no se
atiene a las exigencias de la realidad pura y nuda.


  1. Fase de Ira/Agresividad: no nos extrañemos a no-
    sotros mismos (ni tam-
    poco de los demás pró-
    ximos) sufriendo esta
    reacción –intensamente
    emocional– de rabia, re-
    sentimiento u hostilidad
    dirigida a los otros o a
    uno mismo. Ello ya su-
    pone salir de la fase an-
    terior de irrealidad y
    empezar a hacerse car-
    go de la compleja situa-
    ción dolorosa, incierta y
    grave en la que la pan-
    demia nos ha situado.
    Si sufrimos esta etapa
    (que se agudizará en
    muchos casos por el
    confinamiento impues-
    to, la convivencia pro-
    longada y el teletrabajo
    en condiciones adver-
    sas), cuanto más rápido
    y con mayor claridad la
    afrontemos, podremos
    avanzar a la siguiente
    fase. La paciencia, el sa-
    ber escuchar, también
    desahogarse con otros,
    la indulgencia con los
    demás y con nosotros
    mismos, son buenas ba-
    randillas para gestionar
    adecuadamente esta
    transición y abreviarla aminorando sus impactos ne-
    gativos en nuestra salud psicosomático y convivencia
    con los demás.

  2. Fase de Abatimiento: tras unos tanteos defensi-
    vos, al final la fuerza de los hechos se nos acaba im-
    poniendo por el principio de realidad. En el caso de
    la pandemia, la suspensión primera de los colegios
    y luego el confinamiento del estado de alarma han
    desactivado de golpe nuestros posibles mecanismos
    de negación, instalándonos en la realidad con toda
    su crudeza. Por eso, aparece usualmente en este es-
    tadio nuestro sentimiento de abatimiento, miedo, an-
    gustia y tristeza. La ferocidad de los datos que nos
    van llegando aumenta la intensidad de nuestros sen-
    timientos y emociones negativas donde se percibe
    con nostalgia nuestro mundo de ayer y se teme por


el mundo por venir. Es lo que técnicamente se llama
el «valle de la desesperanza», donde no se ve el final
del túnel. Y, con todo, esta fase cumple una función
vital: su contacto directo con la realidad en torno.
Por eso gestionarla adecuadamente en nosotros y en
los demás y pagar su doloroso peaje, nos permitirá
adquirir estrategias eficaces de afrontamiento y su-
peración. Y transitar de la desesperanza que parali-
za a la resiliencia creativa e impulsora en la adversi-
dad. Comprendernos a nosotros mismos en esta fa-
se doliente y al otro también como sujeto dolorido,
va a ser un aprendizaje indeleble ya en nuestras bio-
grafías. Porque captarnos así en nuestra esencial
vulnerabilidad nos hará descubrir con Simone Weil
que es imposible conocer la desdicha -y al desdicha-
do- sin haber pasado previamente por ella. Y hoy
nadie escapa a la desgracia propia y próxima.


  1. Fase de Aceptación: este itinerario de nuestro psi-
    quismo, con todas sus honduras y vivencias, desem-
    bocara en muchos en un estadio final de aceptación
    de la crisis actual y la necesidad de convivir en esta
    nueva circunstancia que va a suponer cambios profun-
    dos en nuestras vidas. Otros, lo rechazarán quedándo-
    se anclados en anteriores etapas descritas. De ellos ha-
    brá que hacerse cargo para llevarlos a buen puerto. La
    aceptación de la realidad nos permitirá ponernos en
    esta fase manos a la obra en la reconstrucción de no-
    sotros mismos con nuestros proyectos vitales y tam-
    bién de los demás en nuestro alrededor. Ortega vio lú-
    cidamente la necesidad de aceptar nuestra circunstan-
    cia por adversa que sea con aquella metáfora
    marítima tan querida: «La vida es en sí misma siem-
    pre un naufragio. La conciencia de naufragio, al ser la
    verdad de la vida, es ya la salvación».


Vistas las fases, corresponde ahora a cada lector
preguntarse: ¿Qué fases reconozco haber pasado
ya? ¿Qué puntos de aprendizaje sobre mí o los
otros me han ofrecido cada una de ellas, también
en la esfera profesional? ¿En qué estadio me reco-
nozco estar ahora? ¿Qué estrategias adecuadas
puedo elaborar para llegar y gestionar la fase final
de aceptación?
Mientras caemos en la cuenta de la verdad que
encerraba aquella sentencia de Montesquieu que
pensábamos periclitada: «La adversidad es nues-
tra madre; la prosperidad sólo es nuestra madras-
tra». Al menos durante un tiempo.

Ignacio García de Leániz Caprile es profesor de Recursos
Humanos de la Universidad de Alcalá de Henares.

Las cuatro fases fundamentales


ante una crisis fulminante
son las de negación, ira,
abatimiento y aceptación

AJUBEL

El autor analiza


las distintas etapas que marcan la


conducta tanto del poder político como


de los ciudadanos ante la emergencia


por el coronavirus. La clave, afirma, es la


capacidad de adaptación a la adversidad.


TRIBUNA iPSICOLOGÍA


Nuestras


fases


psicológicas


en esta crisis


IGNACIO GARCÍA DE LEÁNIZ

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