El Mundo - 03.04.2020

(lily) #1
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Un virus, ultramicroscópico, que no se
ve, puede destruir tanta vida como un
meteorito gigantesco, una guerra bacte-
riológica o una bomba de neutrones,
que sólo mata a personas. En realidad la
guerra lleva utilizando virus desde la an-
tigüedad. Cuentan los historiadores que
en el sitio Caffa (en Crimea, enclave genovés) los mongo-
les atacados por la peste cargaron sus cadáveres en cata-
pultas o máquinas de asalto y arrojaron sobre la ciudad si-
tiada sus soldados muertos e infectados.
A pesar de los 10.000 muertos –casi 1.000 en un día– que
se ha llevado el coronavirus, los cadáveres se esconden sin
despedida como si siguiéramos la máxima de Epicuro
(«Cuando yo estoy la muerte no está y cuando está, yo no»).
Parece también que siguiéramos esa teoría según la cual la
muerte es tan importante como la sexualidad porque reali-
za un reciclaje de átomos y moléculas y gracias ella la vida
se puede regenerar. No sé que pensar de los que aún no ven


que todo se está destruyendo. Son tan necios los que se ape-
lotonan para adquirir papel higiénico como algunos ricos
que esconden el dinero en los paraísos fiscales olvidando
que algún día podrán ser acusados de alta traición. Además
si sigue la catástrofe en todo el universo tendrán que requi-
sarse los apuntes contables.
Las cifras siguen siendo desoladoras. Cada día sucede lo
inesperado y lo peor. Mientras en países como Suecia hacen
vida normal, en España hay más de 100.000 afectados. So-
lo en Tomelloso con 35.000 habitantes han muerto 100 ve-
cinos. La mitad de las residencias de ancianos de Cataluña
están infectadas. El ministro de Sanidad insiste en que la

curva se ha estabilizado y empieza la fa-
se de la ralentización. Según los datos
oficiales hay menos presión en las entra-
das a los hospitales, cuando las estadísti-
cas son mentiras en cuadros, y no una
rama de la matemáticas sino de la políti-
ca. El Covid-19 se ceba con Europa, 16
de los 18 países con mayor número de muertos son del Vie-
jo Continente, pero la muertes en España marcan el máxi-
mo mundial en proporción. El sabio Valentín Fuster, direc-
tor del Monte Sinaí de Nueva York, teletrabaja en casa y
uno de sus colaboradores más importantes, el virólogo
Adolfo García Sastre, burgalés, jefe de Patologías Emergen-
tes, piensa que el 40% de la población quedará contagiada.
Está investigando una vacuna contra el coronavirus y decla-
ra que el aislamiento de la población puede durar un año, y
dice como el doctor Pedro Guillén, director de la clínica
Cemtro, que la única forma de salir de las cuarentena será
monitorear la situación con test, test y más test.

Pregunta.– ¿Cómo está llevando el confina-
miento desde Nueva York?
Respuesta.– Todo está cerrado excepto las
tiendas de comida y las farmacias. Por suer-
te, Central Park todavía está abierto. Si te
digo la verdad, el cierre no ha afectado a mi
vida demasiado. Mi novio y yo estamos
acostumbrados a trabajar desde casa. Toda-
vía doy largos paseos.
P.– El humor no es el género más prestigio-
so, ¿le molesta que le tomen menos en serio
que a otros escritores por ser divertido?
R.– Sí, pero es el peaje que tienes que asu-
mir. A veces acudo a lecturas de otros escri-
tores muy respetados y venerados por la crí-
tica, y veo al público tosiendo, cruzando y
descruzando las piernas sin cesar y me da la
sensación de que es como leer en un mauso-
leo. Yo cuando leo recibo risas, no respeto.
Pero me compensa. No cambiaría las risas
por premios o el aplauso de la crítica.


P.– ¿El humor es aceptable incluso en estas
circunstancias tan dramáticas?
R.– Mira, nunca he estado más ocupado en
toda mi vida. Todas las televisiones y revis-
tas están buscando algo gracioso sobre el
coronavirus. ¡No doy abasto! Me han pedi-
do artículos sobre lo divertido del confina-
miento del New Yorker, ayer grabé para la
BBC, esta mañana me han llamado de Vo-
gue y The Economist...
P.– ¿Cómo cree que Donald Trump maneja-
rá la situación?
R.– Lo increíble es que sus índices de popu-
laridad están subiendo. ¡Se inventa las cosas!
Me fascina que incluso ahora siga queriendo
ser el centro de atención. Hay una guerra en
Estados Unidos contra los expertos y Donald
Trump es el ejemplo de ello. ¿Por qué íbamos
a necesitar a un presidente con experiencia
política? Es de locos. Yo sí que quiero que un
experto o un doctor me explique lo que está
pasando. Lo que no quiero es leer cosas co-
mo que beber detergente es bueno contra el
coronavirus. Trabajé en una tienda de mas-
cotas y sé lo que pasa cuando bebes deter-
gente: nada bueno. Mi hermano es uno de los
que se cree la teoría de la conspiración.
P.– ¿Qué teoría?
R.– La que dice que el gobierno chino creó
este virus. Otra asegura que los demócra-
tas están expandiendo el virus para des-
truir la economía y derrocar a Donald
Trump. Hay mil teorías, estoy engancha-

do a ellas. No puedo parar de leerlas.
P.– ¿Cuál es su favorita?
R.– Son increíbles. Una asegura que Tom
Hanks es pedófilo y que está detrás de todo
esto para que no se sepa, la prueba es que
colecciona máquinas de escribir y tiene una
Smith-Corona. ¡Yo también tengo una
Smith-Corona! Es alucinante ver los vídeos
de todos los chalados trumpistas que se cre-
en algo así. Después me dan ganas de sacar-
me los ojos y limpiarlos antes de volvérme-
los a poner. Cinco minutos en esas web te
hacen sentir peor que ver porno durante un
día entero con un niño en la habitación.
P.– Pero usted nunca ha vivido en una bur-
buja liberal de izquierdas. Una de las anéc-
dotas más chocantes de Calypso es cuando
explica que la noche que mataron a Martin

Luther King, sus padres fueron los únicos
de todo el restaurante en el que estaban ce-
nando que no aplaudieron.
R.– A mí no me choca porque crecí allí, en
Carolina del Norte. El racismo sigue for-
mando parte del país. Ahora se expresa de
forma menos abierta, más codificada.

LA ENTREVISTA FINAL


DAVID SEDARIS. (1956, Raleigh, Estados Unidos). ¿Andan escasos de risa?
Prueben a leer ‘Calypso’ (Blackie Books), lo último de este genio del humor que trans-
forma los episodios más tristes de su vida en algo divertido. Carcajada asegurada.

Paraíso fiscal,


alta traición


EL RUIDO DE LA CALLE


RAÚL DEL POZO


INGRID CHRISTIE

¿ESTA CRISIS NO PODRÍA
UNIR AL PAÍS? La derecha
ya ha asumido que el virus
tiene que ver con los
demócratas. No se entiende porque, en
teoría, son los grandes defensores de la
vida. Son los que no quieren bajo ningún
concepto que abortes, pero si tu abuela se
muere de coronavirus... ¡Ooops, lo siento!

LA ÚLTIMA


PREGUNTA


«Hay chalados


trumpistas que


culpan a Tom


Hanks del virus»


LETICIA BLANCO


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