El Mundo - 09.03.2019

(Michael S) #1

P A P E L


EL MUNDO. LUNES 9 DE MARZO DE 2020 HOJA Nº 27


C I E N C I A

que vivieron hace más de
un millón de años en
Etiopía pueden ayudar a
los investigadores a
iluminar el pasado de esta
misteriosa especie, extinta
desde hace 100.000 años.
Un equipo internacional
de científicos, en el que
participa el Centro
Nacional de Investigación y
Evolución Humana
(CENIEH), en Burgos, ha
analizado estos fósiles,
hallados junto con
herramientas de piedra de
diferentes tipos. Los
resultados se publican en la
revista Science Advances.

En cierto sentido, el Homo
erectus ha sido el
homínido con más éxito
desde un punto de vista
evolutivo. Esta especie
extinta que surgió hace 1,8
millones de años
sobrevivió más tiempo que
cualquier otra especie
conocida, resistiendo y
adaptándose a todo tipo de
cambios ambientales.
Fue el primero en cocinar
alimentos y el primero que,
partiendo desde África, se
extendió por el Cáucaso,
Oriente Medio, China o
Indonesia. Ahora, los
cráneos de dos individuos


Los cráneos (conocidos
como DAN-5 y BSN-12)
fueron desenterrados en el
yacimiento de Gona, en la
región de Afar. Un hombre
y una mujer cercanos
geográficamente, pero
lejanos en el tiempo: DAN-
5 vivió hace 1,26 millones
de años, BSN-12 hace entre
1,6 y 1,5 millones. Sin
embargo, ambos parecen
haber compartido las
mismas capacidades
tecnológicas, ya qué junto a
sus restos se encontraron
herramientas de dos tipos
claramente diferenciados.
Por un lado, piezas
rudimentarias para hacer
bordes afilados; por otro,
artefactos mucho más
refinados, en concreto
bifaces con forma de pera.
La teoría más aceptada
dice que las especies
arcaicas del género Homo
(como el Homo habilis)
crearon los primeros
utensilios de piedra
(industria olduvayense).

NUEVAS TECNOLOGÍAS
Después, la aparición del
Homo erectus marcaría la
aparición de una nueva
tecnología lítica
(achelense), aunque el
momento y el contexto en
el que se produjo esa
revolución técnica aún son
objetos de debate. «La
mayoría de investigadores
creen que achelense
sustituyó a olduvayense

hace 1,75 millones de
años», relata Sileshi
Semhaw, arqueólogo del
CENIEH y primer autor
del estudio. «Sin embargo,
nuestro trabajo demuestra
que H. erectus continuó
usando olduvayense
durante más de un millón
de años».
Que la tecnología
heredada por H. erectus de
otras especies perdurase en
su repertorio tras la
aparición de instrumentos
achelenses indica una
flexibilidad en el
comportamiento y una
historia evolutiva más
compleja de lo que se
pensaba. Aunque conocer
hasta qué punto llegaba
esta sofisticación es
complicado.
El cráneo más reciente -
–BSN-12– es el más
grande y sólido. El equipo
cree que corresponde a un
hombre, mientras que el
más antiguo, ligero y
estrecho –DAN-5– es,
probablemente, una
mujer. Eso significaría
que Homo erectus ya
mostraba un claro
dimorfismo sexual: esto
es, que los machos eran
más grandes y musculo-
sos que las hembras.
Por otro lado, la
datación de los isótopos
apunta a que llevaban una
dieta variada, con plantas,
huevos, insectos y
animales herbívoros.

tripulación va a ser crítica
a medida que la NASA
haga misiones más largas.
Este tipo de lechugas
pueden crecer con pocos
recursos», ha declarado
Christina Khodadad,
investigadora del Kennedy
Space Center y coautora
de este estudio publicado
en la revista Frontiers in
Plant Science.

SIN BACTERIAS PELIGROSAS
Los científicos repitieron el
mismo experimento en la
Tierra, replicando en los
laboratorios del Kennedy
Space Center las mismas
condiciones de
temperatura, dióxido de
carbono y humedad que se
registraron en la ISS. Así,
comprobaron que la
composición de las
lechugas espaciales era la
misma que las que habían
sido cultivadas en la Tierra,
excepto en algunos
ensayos en los que los
vegetales de la ISS eran
más ricos en elementos
como el potasio, el sodio,
fósforo, sulfuro y zinc,
además de en compuestos
fenólicos, moléculas con
actividad inflamatoria,
antiviral y anticancerígena.
También examinaron la
presencia de microor-
ganismos, identificando
15, pero ninguna bacteria
vinculada a enfermedades
humanas. Por ejemplo, en
ninguna de las lechugas se
encontraron las famosas E.
coli, Salmonella o S.
aureus.
Ahora que saben que la
ingesta de estas lechugas es
segura, Gioia Massa,
científica de la NASA,
adelanta que el siguiente
paso será cultivar pimientos
y tomates para conseguir
una dieta más rica y variada
para los astronautas.

Las primeras lechugas
cultivadas en la Estación
Espacial Internacional
(ISS) fueron acogidas con
expectación y curiosidad
por parte de los
astronautas. En la primera
degustación, Scott Kelly,
Kjell Lindgren y Kimiya
Yui aseguraron con cierta
sorpresa que «estaba
buena» y que su sabor les
recordaba al de la rúcula.
Tras aliñarla con un
poco de aceite y vinagre,
comieron sólo un poco
porque había que asegu-
rarse de que esas lechugas
cultivadas entre 2014 y
2016 en un invernadero
con aspecto futurista y
llamativa iluminación
fucsia llamado Veggie eran
comestibles y no suponían
un riesgo de salud.
Tras pasarlas por el
laboratorio, científicos del
Kennedy Space Center
(KSC) de la NASA, en
Florida, han confirmado
que, en efecto, el consumo
de la variedad de lechuga
romana Outredgeous que
creció en un ambiente de
gravedad cero no sólo es
comestible, sino que tiene
tantos nutrientes como las
lechugas que se cultivan
en la Tierra.
«La capacidad de
cultivar alimentos con un
sistema sostenible que
resulte seguro para la

Varios tipos de herramientas de piedra usadas por la especie ‘Homo erectus’. M. J. ROGERS / SOUTHERN CONNECTICUT STATE UNIVERSITY


Para misiones largas.
Los vegetales cultiva-
dos en la Estación
Espacial son seguros
para la salud de los
astronautas y tienen
tantos nutrientes
como los terrestres

LAS LECHU-


GAS QUE


CRECEN EN


EL ESPACIO


SON CO-


MESTIBLES


POR TERESA
GUERRERO MADRID

La especie surgió hace 1,8 millones de


años. El hallazgo en Etiopía de dos


cráneos y distintos utensilios de piedra


demuestra que era capaz de heredar


conocimiento de otros homínidos,


además de desarrollar tecnología propia


LA VARIADA


CAJA DE HERRA-


MIENTAS DEL


‘HOMO ERECTUS’


POR AMADO
HERRERO PARÍS


El astronauta Shane Kimbrough junto al invernadero ‘Veggie’. NASA

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