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al cliente: 91 050 16 29.A nadie hay que desearle la cárcel, es lo
más parecido a la muerte, aunque los pi-
llados del procés no sufren los rigores de
penal; no escuchan aquello que oía Mi-
guel Hernández, el ruido frío del cerro-
jo, el sollozo del hierro. Sus celdas no
son las de Reading. La cárcel en este ca-
so no sirve nada; ni se rehabilitan, ni se arrepienten; todo lo
contrario, juran que volverán a hacer lo mismo mientras vi-
ven unos años sabáticos. Como informa Leyre Iglesias el
juez investiga si hubo quebrantamientos de condena en el
caso de Oriol Junqueras por trabajar en la Universidad de
Vic, que recibe fondos de la Generalitat. El que posa en plan
Nelson Mandela, sale de Lledoners cuando le da la gana.
Con arrogancia declara que el Estado se equivocó y debe
corregir su error. El Gobierno maquina toda clase trampas
para que los presos puedan salir aplicando picardías buro-
cráticas que les humilla aún más. En caso de que los haya,
los indultos serian lentos, uno a uno, con vigilancia del tri-
bunal. La UGT pide esa medida de gracia y los del Govern
en la mesa van a exigir amnistía para iniciar el dialogo des-
de el punto cero sin que se interprete como una rendición.
Oriol Junqueras ya dijo que se metan el indulto por don-
de les quepa. Lo que esperan es la amnistía, palabra de ra-
íz griega que significa olvido y que sería anticonstitucional.
El portavoz de ERC en el Congreso rechaza el chanchullo
de la reforma del Código Penal para rebajar las penas por
sedición y exige una ley de amnistía.
El melodrama separatista tiene momentos divertidos
cuando los convergentes y los de Esquerra se tiran al degüe-
llo. Para quitarse el estigma de supremacistas los de ERCpresumen de hablar el idioma de la clase
obrera, que sigue siendo el castellano.
Gabriel Rufián, hijo y nieto de obreros
andaluces, hincha del Betis, lucha contra
el independentismo mágico con empa-
que de rojo. Empezó como jabalí y char-
nego de pasquín y ha terminado como
padre de la patria, a pesar de no pertenecer a la élite sepa-
ratista. Agustí Colomines, una de las cabezas más podero-
sas del independentismo, gurú de Artur Mas y de Carles
Puigdemont, escribe que Gabriel Rufián es el nuevo Juan
Pich y Pon lerrouxista y dice piquiponadas, error de pro-
nunciación sustituyendo una palabra por otra eufónica. Pich
y Pon decía, «el calor es insoportable, hemos entrado en ple-
na calígula». Ahora Rufián llama pin neandertal al pin pa-
rental. Según Colomí las piquiponadas de Rufián ya no son
errores de pronunciación; insinúa que son algo más que un
chiste. Rufián sugiere que la liberación nacional y de clase
son incompatibles.Pregunta.– ¿Cuál es el mensaje de La Jaula
de las locas?
Respuesta.– Que cada uno se sienta libre de
ser como es. No digo que sea una obra reivin-
dicativa. Es un inyección de felicidad.
P.– Su personaje Albin canta: «¡Qué farsa es
vivir sin proclamar soy lo que soy!». ¿Quién
es Ángel Llácer?
R.– Un trabajador.
P.– ¿Sólo?
R.– Trabajo demasiado. Entreno para estar
en forma para hacer la función. Yo no en-
trenaría, detesto el deporte. Después, me
voy al fisio y, luego, obligado, me echo una
siesta que para mí es trabajar. Tengo que
estar bien para cantar. Es muy sacrificado.
P.– ¿Cómo es de jefe?
R.– Más que jefe, soy madre. Lo que más
me gusta es crear familia.
P.– El actor que interpreta al político más
homófobo de Francia en la obra es calcado
a Santiago Abascal, ¿pura casualidad?
R.– No, pero no fue una indicación mía. Las
de caracterización hacen también el progra-
ma Polònia y tenían la vena de que se pare-
ciese al político. Yo las dejé hacer.
P.– Usted ha afirmado que los homosexua-
les no le tienen mucho cariño, ¿por qué?
R.– Los de mi generación, no. No sé por qué.
A veces hay como unos sentimientos negati-
vos por el hecho de ser un tío desprendido y
de que me muestro muy histriónico.
P.– ¿Cuál ha sido el concursante más suscep-
tible de Tu cara me suena? ¿Santiago Segura?
R.– Sí, sin duda. Me hace mucha gracia
porque hay un momento en el que le afecta
de verdad y se enfada. A mí me dicen «sú-
bete a la mesa» y yo me subo a la mesa. Pa-
ra mí es otro personaje, otra actuación.
P.– Tuvo muchos piques con Marta Sánchez.
R.– Me llevo bien con todo el mundo. Con
Marta Sánchez igual no, pero ni me enteré.
P.– También vivió momentos de tensión con
Risto Mejide en Operación Triunfo.
R.– De eso sí que me enteré.
P.– Ahora, Risto imparte lecciones de ética
desde su programa Todo es mentira.
R.– ¿Ah sí?
P.– Sí, nos da lecciones de periodismo.
R.– Cuando no me gusta una cosa, no la
veo. Si yo sé que Risto hace un programa,
no lo voy a ver porque no me gusta.
P.– En Tú sí que vales rechazó a Rosalía. Va-
ya ojo tuvo el jurado, ¿no?R.– ¿Has visto el vídeo de la actuación?
P.– No.
R.– Era una niña de 14 años, que vino, can-
tó y desafinó. Mírate el vídeo y verás.
P.– ¿Cuál ha sido su mayor fallo en directo?
R.–Ninguno. Meter la pata ya forma parte
de mi personaje y de mi show.
P.– ¿Lo mejor para sobrevivir al conflicto ca-
talán es hacerse el sueco?
R.– Es que yo soy sueco [ríe]. No pasa nada
por ser españolista o independentista o ele-
fantista. No sé a qué corresponde esto. Igual
es porque aún existe mucha gente que vivió la
Guerra Civil. Aún está ese sentimiento de
gente que vivió la posguerra y el franquismo.
Ha habido una agresión y tú te defiendes.
P.– Ha apoyado el derecho a decidir. ¿Los
catalanes deben votar?R.– Todo el mundo debería votar.
P.– ¿En una consulta sobre la independencia?
R.– Claro. Hay mucha gente que no va al
médico porque no quiere saber lo que tiene.
Pues es lo mismo. No vamos a dejar votar a
los catalanes para no saber lo que está pa-
sando. ¿Qué miedo hay? No lo entiendo.LA ENTREVISTA FINAL
ÀNGEL LLÀCER. Barcelona, 1974. Triunfa como actor y director de ‘La jaula de
las locas’, un musical de enredo con escenas hilarantes, en el que se atreve a cantar
en solitario. Y sigue como jurado de ‘Tu cara me suena’ con su descaro habitual.Piquiponadas
de Rufián
EL RUIDO DE LA CALLE
RAÚL DEL POZO
«No veo el
programa de
Risto porque
no me gusta»
JAVI MARTÍNEZ¿INVITARÍA A ABASCAL A
VER SU OBRA? No sé si la
entendería. La verdad es que
la política no me interesa
nada. Cuando ya has visto dos debates de
políticos, no miras más porque siempre es lo
mismo. Nunca resuelven nada ni llegan al
fondo de la cuestión. Han pervertido tanto su
profesión que lo único que quieren es poder.LA ÚLTIMA
PREGUNTA
ANA DEL BARRIO
MADRID: Avenida San Luis, 25. 28033.
Madrid. Tel.: 91 443 50 00.
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