MANUALdeeducacionparalasalud

(Pdf Gratis) #1
· Los conocimientos y habilidades de que disponen respecto al tipo de proceso que sufre la
persona cuidada, pronóstico, evolución, cuidados, etc. los describen como deficientes. Las
visitas domiciliarias, apoyo, orientación y educación por parte de los servicios sociosanita-
rios parecen ser insuficientes. A pesar de las deficiencias, en general creen desarrollar su
papel con bastante competencia.
· Las habilidades personales (afrontamiento de problemas, organización del tiempo), psico-
motoras (relajación) y sociales (comunicación, escucha, manejo de conflictos, negociación,
etc.) a veces no son suficientes para afrontar la complejidad y cantidad de problemas vita-
les que manejar.
· En algunas situaciones las cuidadoras se sienten satisfechas pero en otras tienen sentimien-
tos de rechazo acompañados de culpabilidad hacia la persona que cuidan debido a las
alteraciones que les han producido en sus estilos de vida (relaciones de amor y odio).
Otras sienten celos de la persona que cuidan, otras experimentan sentimientos de protec-
ción, cariño, apoyo... y a veces situaciones y épocas de complejidad de sentimientos,
· Otras emociones y sentimientos que pueden aparecer son: tristeza, soledad, depresión,
irritabilidad, cansancio, vergüenza por algunas acciones de la persona a quien se cuida,
impotencia, fracaso o frustración, etc. Algunas cuidadoras tienen reparos para realizar
determinados cuidados (vergüenza, asco...).

· La mayoría no busca ayuda para los cuidados de forma explícita, a veces ni se les ocurre.
Cuando lo hacen suelen apuntar como motivo el “sentir incapacidad para atender a la per-
sona todo el día”. Hay quienes no son capaces de delegar y buscan fundamentalmente el
reconocimiento de su rol y quienes aceptan la posibilidad de compartir los cuidados y
plantean conformidad o crítica al apoyo recibido. A veces las personas cuidadoras tienden
a pensar que sólo ellas son capaces de atender como es debido a la persona cuidada. Una
minoría demanda claramente que se les libere de una parte de la carga que soportan.

En general, la relación cuidadora-persona cuidada, depende mucho de la relación que tenían
establecida anteriormente y de los “roles” que cada cual desempeñaba en esa relación.


La persona cuidada


Diversidad y pluralidad se citan como principales características de las personas cuidadas que
son personas con problemas de autovalimiento por múltiples causas (deterioro mental, proble-
mas de movilidad, problemas sensoriales con la ceguera o sordera, etc.). Según la Encuesta de
Salud de Navarra (1991), entre las personas ancianas, un 20’3% declara una limitación crónica
de la actividad.


Perfil mayoritario de la persona cuidada: suele tratarse de personas ancianas, en la franja de
los 80 años, con pluripatología e incapacidad física o psíquica. Frecuentemente tiene necesida-
des de ayuda para distintas actividades de la vida cotidiana: caminar, vestirse, alimentarse y tam-
bién un cierto grado de incontinencia o desorientación.


Se suele desplazar, debido a sus limitaciones, del domicilio propio, unas veces rural y otras
urbano, a casa de la cuidadora con el consiguiente desarraigo de su medio. A veces había acce-
dido ya antes a este modo de convivencia, generalmente por fallecimiento de la pareja.

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