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Capítulo 36
Utilidad de las células progenitoras
en la cardiopatía isquémica
Dra. Pilar Jiménez Quevedo
Médico especialista en Cardiología. Unidad de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista
del Hospital Clínico San Carlos, Madrid
Introducción a las células progenitoras en
la cardiopatía isquémica
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera
causa de mortalidad en los países desarrollados. A pesar de
la intensa investigación biomédica y del continuo avance
en los tratamientos para las enfermedades cardíacas,
existe un grupo de pacientes para los cuales no se dispone
de ninguna opción terapéutica para aliviar sus síntomas y
mejorar su calidad de vida.
Desde hace años sabemos que existen varios órga-
nos en el cuerpo humano con capacidad de regeneración,
es decir, con capacidad de recuperarse ante una pérdida
importante de las células que lo componen. Entre estos
órganos con capacidad de regeneración se encuentra, por
ejemplo, la piel. Es fácil observar cómo, tras una herida,
poco a poco la piel va creciendo hasta cubrir totalmente
la zona dañada. Esto es posible porque existen unas célu-
las en la piel que son capaces de dividirse y formar nuevas
células para reemplazar a las que se han perdido o dañado.
Este hecho también sucede en otros órganos o sistemas del
cuerpo humano. Otro ejemplo sería la sangre; en diversas
situaciones perdemos una cantidad importante de sangre y
desarrollamos anemia, es decir, una disminución de los gló-
bulos rojos de la sangre. Si la causa que lo provocó desapa-
rece, somos capaces en un intervalo corto de tiempo de vol-
ver a formar nuevos glóbulos rojos. Las células que pueden
realizar dicha acción se encuentran en la médula ósea.
Lamentablemente, en el caso del corazón es dife-
rente. Hasta hace unos años se pensaba que éste era un
órgano incapaz de regenerarse, es decir, que ninguna
célula del organismo fuera del período embrionario es
capaz de crear una célula cardíaca. Se pensaba que nacía-
mos con un número constante de células en el corazón y
que ante la pérdida, eran irreemplazables. Así, tras enfer-
medades como el infarto agudo de miocardio, en las que
existe una pérdida importante de las células cardíacas,
éstas son sustituidas por una cicatriz que es incapaz de vol-
ver a funcionar y, por tanto, esa zona afectada no se recu-
pera. Sin embargo, estudios científicos recientes demues-
tran que el corazón tiene una capacidad, aunque muy
limitada, de regeneración, o bien mediante células madre
que residen en el mismo corazón, o bien por medio de las
células madre de otras localizaciones que migran hacia la
zona dañada del corazón e intentan regenerarlo. A partir
de este descubrimiento, científicos de todo el mundo han
centrado sus investigaciones en descubrir de dónde vie-
nen esas células y cómo podemos obtenerlas para conse-
guir una reparación global del corazón, es decir, éste fue el
comienzo de una nueva línea de tratamiento: la terapia de
regeneración cardíaca.
Las células madre
El cuerpo humano es el producto de la unión entre dos célu-
las: un óvulo y un espermatozoide. Ambas células fusionan