LIBRO DE LA SALUD CARDIOVASCULAR
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su material genético formando una única célula que da
comienzo a una nueva vida. Inmediatamente después de
la fusión de ambas células empieza una división celular.
Gracias a la capacidad de estas células de poder dividirse
y formar otras, así como de ir evolucionando hasta gene-
rar un célula madura que pueda formar parte de un tejido
(diferenciarse), se van formando los diferentes órganos
que componen un individuo adulto. Estas dos característi-
cas son las que definen principalmente a una célula madre.
Así, por ejemplo, una célula madre que se haya convertido
en una célula cardíaca (un cardiomiocito) debe adquirir el
aspecto normal de dichas células y ser capaz de contraerse
y bombear la sangre, que es la función fundamental del
corazón.
Existen dos tipos fundamentales de células madre:
las embrionarias y las adultas. Las células madre que aca-
bamos de describir constituyen las células madre embrio-
narias y sólo las podemos encontrar durante el período de
gestación. Estas células tienen una característica esencial:
son células que pueden formar cualquier tipo de tejido u
órgano del cuerpo. Una vez que estas células maduran, se
han formado todos los tejidos y nacemos, en condiciones
normales ya no existe esta clase de células en el organismo.
En el cuerpo humano adulto encontramos otro tipo de
células que denominamos células madre adultas, las cuales
cumplen la definición de célula madre; sin embargo, están
algo más dirigidas, ya que no pueden transformarse en cual-
quier clase de célula madura sino que sólo pueden dar lugar
a cierto tipo de tejidos. Estas células madre adultas tienen la
gran ventaja de no provocar rechazo ya que al ser del mismo
organismo no son reconocidas como células extrañas.
Dónde encontrar las células madre
Las células madre embrionarias sólo se encuentran mien-
tras se está formando el embrión. Actualmente, la utiliza-
ción de células madre embrionarias para el tratamiento
de las enfermedades del corazón está limitada por varias
razones. En primer lugar, por motivos éticos y legislativos.
En algunos países, el empleo de embriones para la investi-
gación está prohibido por ley. En segundo lugar, existe el
riesgo de que al ser administradas en el corazón, al tratarse
de células muy inmaduras, tengan un crecimiento incon-
trolado y formen tumores (teratomas cardíacos). En tercer
lugar, al ser un trasplante de células de otro organismo, se
necesita la administración de un tratamiento que debi-
lite el sistema inmune (inmunosupresor) para evitar que
el organismo receptor genere una reacción inmune de
rechazo. Muy recientemente ha surgido una línea de inves-
tigación que consiste en obtener, mediante manipulación
genética, células embrionarias a partir de células adultas,
evitando así la necesidad de manipular embriones. Estos
experimentos, aunque muy esperanzadores, están en su
primera fase, por lo que tendremos que esperar años hasta
poder estudiar sus aplicaciones en humanos.
El segundo tipo de células madre son las células
madre adultas. Estas células forman parte de múltiples
tejidos en el ser humano maduro, como la médula ósea,
la piel, el cerebro, el músculo esquelético y la sangre. Una
de las grandes ventajas del uso de esta clase de células es
que la posibilidad de rechazo es inexistente debido a que
se utilizan células del propio cuerpo.
Hasta la fecha, el tratamiento con células madre se ha
centrado fundamentalmente en dos líneas: por un lado, en
regenerar células cardíacas (cardiomiocitos) tras un infarto
agudo de miocardio y, por otro, en la creación de nuevos
vasos sanguíneos que lleven sangre a territorios del corazón
para compensar aquellas arterias que se han ocluido. Para
ello se han utilizado diferentes tipos celulares de diverso
origen, como las células madre procedentes de la médula
ósea, los mioblastos del músculo esquelético, las células
madre del tejido graso y las células madre cardíacas.
A: Corte transversal de un corazón que ha sufrido un infarto agudo
de miocardio. La zona entre las marcas está adelgazada y es muy
diferente del resto del tejido normal. B: Corte histológico del corazón
en el borde de un infarto de miocardio. En la zona superior izquierda
se observa el tejido de un corazón normal; en verde brillante
(flechas) se representa el tejido cardíaco normal. En el panel inferior
derecho se observa la ausencia de células cardíacas normales, lo que
constituye una cicatriz.
Fuente: elaboración propia, basado en Beltrami et al. «Adult cardiac
stem cells are multipotent and support myocardial regeneration».
Cell 114, núm. 6 (2003): 658-659.
FIGURA 1. Corazón que ha sufrido un infarto agudo
de miocardio
A B