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EL SOBREPESO EN EL ENFERMO CARDIOVASCULAR
ejemplo, la leche). El consumo de bebidas azucaradas es
preocupante, especialmente entre los niños y adolescen-
tes, ya que cada bebida carbonatada equivale a 10 cucha-
raditas de azúcar y a 150 calorías.
El tamaño de las raciones es otra de las explicaciones
del incremento del aporte de calorías a la dieta. Esto com-
porta un aumento de la cantidad de comida servida por
ración, tanto en el ámbito familiar como fuera del hogar. En
especial, las comidas rápidas (carne, hamburguesas, pasta,
pizzas...) se han incrementado en más de un 30%. Es fácil
observar cómo por una pequeña cantidad extra de dinero
se puede acceder a menús más grandes, tanto de comida
como de refrescos. Otro tanto ocurre con los tamaños de
las bolsas de aperitivos individuales y chucherías.
Por otra parte, han aumentado las comidas fuera de
casa. La mayor disponibilidad del tiempo de ocio y la mejo-
ría socioeconómica familiar permiten que varios miembros
de una misma familia coman fuera del hogar, donde la
restauración ofrece menús altamente energéticos por su
bajo coste de elaboración. Cada vez son más los niños y
padres que comen en comedores escolares o de empresa,
o acceden a menús de restaurantes. Los fines de semana,
las opciones cardiosaludables son de acceso limitado, por
su coste, para la mayoría de las familias, que prefieren acu-
dir a centros de comida rápida.
Existen otras causas que justificarían el incremento
de la obesidad. La falta de regulación específica en el eti-
quetado nutricional y los contenidos en grasas de los ali-
mentos favorecen que muchos productos sean elaborados
con grasas y azúcares de muy bajo coste económico, pero
de alta densidad energética, lo que favorece sin duda la obesi-
dad. La presencia de máquinas expendedoras de refrescos,
bollos y chocolates en los colegios y centros de trabajo, la
proximidad de tiendas de chucherías a los centros escola-
res y la restauración colectiva son factores que contribuyen
sobremanera al desarrollo de la obesidad.
No toda la responsabilidad es de la alimentación
En esta ecuación energética que plantea la obesidad
hay una segunda variable, tanto o más importante que
la alimentación excesiva: la falta de ejercicio físico. Es
ampliamente reconocida la asociación entre la disminu-
ción de la actividad física y el desarrollo económico del
país, y su relación con el gasto energético y la obesidad.
Salvo la excepción de algunos países nórdicos, con una
concienciación ciudadana y una estructura urbanís-
tica adecuada (que fomenta el uso de la bicicleta y del
transporte público), en la mayoría de las ciudades el
vehículo privado se antepone al transporte público.
Algunos aspectos cotidianos que fomentan el sedenta-
rismo y la ausencia de gasto energético son los siguien-
tes: los niños acuden desde edades tempranas al colegio
en coche o en transporte escolar hasta la misma puerta
del colegio; las posibilidades de circuitos peatonales
o de bicicletas para llegar a los centros de estudios son
inexistentes; las zonas de recreo en colegios y parques de
muchas ciudades son escasas; el tiempo de juego al aire
libre ha disminuido a favor de la formación extraescolar
y del tiempo dedicado a la televisión, los videojuegos o
el ordenador; el empleo del ascensor o de las escaleras
mecánicas (en lugar de usar las escaleras), los pasillos
rodantes y el uso exhaustivo del vehículo para cualquier
tarea (aunque sea a una distancia próxima).
Factores que contribuyen a desencadenar
un incremento del peso
Además de los factores anteriormente mencionados,
durante la vida de una persona hay situaciones que predis-
ponen a un aumento del peso, y de manera importante, si
no se toman medidas inmediatas:
- Embarazo y lactancia.
- Retirada del período en la mujer.
- Cese del hábito fumador.
- Abandono de una actividad deportiva.
- Situación vital estresante.
Obesidad central (masculina en manzana) y periférica (femenina en pera).