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CÓMO SE PUBLICA UN ARTÍCULO EN UNA REVISTA CIENTÍFICA
son meras herramientas que es preciso manejar muy bien
y, sobre todo, conocer perfectamente sus limitaciones.
No se puede pretender realizar investigación si
se empieza de novo con una patología o con una técnica
que otros grupos ya conocen desde hace muchos años,
o que han desarrollado, y con la que tienen una amplia
experiencia. Primero, hay que conocer la enfermedad o
el tratamiento muy bien, adquirir experiencia propia y
sólo entonces vislumbrar cuáles son las preguntas que es
necesario plantear. Eso no quiere decir que no se puedan
describir los resultados iniciales de una nueva medida
farmacológica o de una técnica quirúrgica en el medio o
entorno habituales de trabajo, pero es necesario recono-
cer los límites de cada aportación y conocer bien el foro
en el que la presentación de nuevos hallazgos puede
resultar de interés para evitar el síndrome del me too (‘yo,
también’).
A veces, a raíz de una investigación importante
(generalmente, grandes ensayos clínicos multicéntricos),
pueden publicarse muchos artículos diferentes. Es nece-
sario que primero se publique el objetivo de valoración
principal. Luego pueden publicarse otros artículos inde-
pendientes con objetivos de valoración secundarios y con
análisis de subgrupos. Respecto a estos últimos, hay que
aclarar si fueron preespecificados durante el diseño del
estudio o si simplemente representan hallazgos inespera-
dos de análisis ulteriores (post hoc).
Lo ideal para los lectores es disponer de toda la
información relevante de un estudio en un único artículo.
Cuando se publica información parcial en diferentes artícu-
los debe justificarse y explicarse. De otra forma, se puede
llegar a situaciones absurdas en donde se puede discutir
sobre cuál es la mínima unidad de información publicable
(salami slicing) que a nadie beneficia.
Por último, deben evitarse las publicaciones redun-
dantes. Cuando es necesario repetir parte de la informa-
ción en otro artículo, deben explicarse claramente los
motivos a los editores y a los lectores, resaltando la cita de
la publicación previa.
El proceso del manejo de datos y el análisis estadís-
tico también han de ser escrupulosos. En ocasiones, tras
incluir un incontable número de variables en una base de
datos (a veces sin fines de investigación), uno se da cuenta
de que dispone de un pequeño tesoro (data-basing o
manejo de la base de datos). Es correcto analizar los resul-
tados retrospectivamente, pero siempre que la metodolo-
gía sea adecuadamente reconocida.
Además, también es importante especificar si la
pregunta realizada es original, atendiendo a los intereses
antes mencionados, o si se trata de una pregunta ficticia
formulada retrospectivamente tras comprobar que aparece
una significación estadística inesperada («nos sale la p»).
Los problemas de las preguntas múltiples, de masajear o
reinterrogar a los datos (que siempre terminan por con-
fesar ante un interrogador experto y persistente), y otras
cuestiones de índole similar deben ser declarados. Muchos
investigadores intentan ser expertos en estadística y algu-
nos incluso lo consiguen. Sin embargo, probablemente sea
razonable reconocer que no se puede ser expertos en todo
y, en este sentido, será prudente buscar ayuda experta,
profesional e independiente durante el análisis estadístico
de los datos.
Lo fundamental es estar convencido de la validez
y del interés de los resultados propios. El conocido afo-
rismo de los investigadores ingleses First think you need
is to convince yourself sigue siendo válido. Esto es, nadie
mejor que uno mismo para saber realmente la calidad de
los datos, el rigor de la metodología y la validez de los
resultados.
Lo ideal es que el investigador principal (primer
firmante) analice personalmente la variable más impor-
tante del estudio. ¿Cómo podemos estar convencidos
de algo si no lo hemos analizado (y medido) nosotros
mismos, si no lo hemos visto con nuestros propios ojos?
¿Cómo podemos estar seguros de la validez y calidad
de nuestros datos si no hemos diseñado y supervisado
estrechamente la metodología utilizada para obtener-
los? Finalmente, ¿cómo podemos estar convencidos de
lo que decimos si no hemos confirmado un manejo ade-
cuado informático de los datos y un adecuado análisis
estadístico?
Si se conocen bien el tema sobre el que se quiere
investigar y la literatura reciente relacionada, si se sabe
que los datos son correctos y se está convencido del inte-
rés de los propios resultados, y si, además, se está entusias-
mado por comunicar esos hallazgos a los demás, entonces
(y sólo entonces) es el momento de escribir ese artículo
científico.
Cómo se escribe un artículo científico
Es importante utilizar un lenguaje científico, sobrio y
muy preciso. Para los autores no muy experimentados,
antes de empezar a escribir puede ser de gran ayuda leer
con atención otros artículos científicos previos sobre el