Sociedad Y Cultura En La Antigua Mesopotamia - Klima Josef

(alangleds1) #1

capaces de contener el general desmoronamiento del poder
político en Sumer. La descomposición de la economía sumeria
se reveló incontrastable. Se habían agudizado también, por
otro lado, las oposiciones étnicas, ganando cada vez mayor
influencia el grupo semita. Cuando los semitas procedentes del
este, los amorreos,'consiguieron dominar también en Akkad,
la influencia política de los sumerios en Mesopotamia se apagó
completamente.


El DESPOTISMO DE LOS REYES BABILONIOS

Hammurabi se encuentra ya a la cabeza de un reino amorreo
unificado. Este hecho se ve reflejado en el título de «rey de la
totalidad», «rey de las cuatro regiones limítrofes» o «rey de las
cuatro zonas del universo» (es decir, Sumer, Akkad, Subartu y
Elam), adoptado por él. El rey es también el sumo administra­
dor, legislador, juez y general en jefe dé los ejércitos. Y fue
también él quien llevó a cabo una importante reforma en las
relaciones entre el palacio y el templo (véase cap. XI). El pala­
cio real poseía también grandes latifundios. El rey los admi­
nistraba directamente o los repartía entre los miembros que
componían el aparato gubernamental, entre los militares, los
artesanos, etc. De todos estos grupos de personas exigía el so­
berano la prestación de diversos servicios obligatorios (a los que
se llamaba ilkum). Otras parcelas de terreno eran confiadas a
agricultores que debían entregar una determinada parte de las
cosechas. Estas entregas constituían una parte considerable de
los ingresos de palacio. Las comunidades rurales poseían
todavía terrenos propios, que eran administrados bajo la vigi­
lancia de un funcionario instituido por el propio rey. Algunas
de las leyes de Hammurabi regulaban la obligación de los
miembros de la comunidad de mantener el buen estado de los
diques y canales.
Los reyes casitas se adaptaron a la cultura babilónica, conti­
nuando con la tradición de sus despóticos antecesores. El pri­
mero de estos reyes, Gandash, se autotituló «rey de las cuatro
zonas, rey de Sumer y Akkad y rey de Babilonia». Algunos so­
beranos casitas hicieron anteponer a su nombre el signo cu­
neiforme que representa a dios (como expresión de su autodivi-
nización) o se declararon a sí mismos equiparables a los dioses
babilonios: Designaban los terrenos que acaparaban en sus ma­
nos como «préstamos transitorios» hechos por estos dioses, ve­
lando así el antagonismo de la situación social. No obstante, la
mayor parte de estos terrenos fueron entregados por ellos a los
templos o a personas individuales, como recompensa por servi­
cios prestados. El acto de cesión quedaba registrado sobre una
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