Sociedad Y Cultura En La Antigua Mesopotamia - Klima Josef

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hilanderías). Una situación privilegiada era la de los esclavos
llamados mushkénu, que disfrutaban de especial protección le­
gal. Es posible que se tratara en este caso de esclavos de palacio
que eran confiados al mushkénüm, al mismo tiempo que el
más importante de los medios de producción, la tierra, para
que trabajaran en ella. Por último, hay que distinguir también
entre los esclavos aborígenes (babilonios) y los esclavos extran­
jeros, así como entre los esclavos que habían nacido en la casa
de su dueño y los que éste se había procurado fuera.
La participación de los esclavos en la vida económica del país
sólo tuvo cierta importancia en las épocas asiria y neobabilonia.
Resumiendo, hay que subrayar el hecho de que a lo largo de
toda la evolución histórica de Mesopotamia, los esclavos nunca
desempeñaron un papel importante en el proceso de produc­
ción como lo hicieron más tarde los esclavos de la Grecia y la
Roma antiguas. La ordenación esclavista no puede por tanto ser
considerada como un fenómeno característico y decisivo ni para
Sumer ni para Babilonia.


LAS MARCAS DE ESCLAVITUD

La señal externa de la esclavitud era la marca, que representa
la expresión real de la discriminación de clases. Estas marcas
servían para identificar a los distintos esclavos, sobre todo
cuando esta marca se hacía ostensible colgando una tablilla en
la nuca del esclavo (tablilla que se rompía al ponerle en liber­
tad). El mismo objetivo se perseguía al marcar a los esclavos
con hierros candentes o medíante tatuajes. Dicha actividad era
confiada a una persona elegida entre los trasquiladores. Según
el Código de Hammurabi, se podía castigar cortándole una
mano a aquel trasquilador que, al marcar a un esclavo, le ponía
la señal distintiva de otra persona que no fuera su dueño. El
trasquilador sólo era perdonado si podía acreditar bajo jura­
mento que había actuado sin conocer las verdaderas circunstan­
cias (art. 226, 227). Una forma transitoria de marca de esclavi­
tud consistía en rasurar la parte anterior de la Cabeza. En Asiria
era también usual agujerear las orejas de los esclavos.

EL PRECIO DE LOS ESCLAVOS

Los precios que se pagaban por los esclavos variaban mucho.
Con el curso del tiempo fueron haciéndose más elevados. En la
época de la III dinastía de Ur eí precio más bajo atestiguado es­
tá registrado en dos a tres sidos de plata, mientras que el más
alto asciende a 40. Las leyes de Hammurabi fijan el precio de
los esclavos en 20 sidos (que era también el precio de un buey),
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