Sociedad Y Cultura En La Antigua Mesopotamia - Klima Josef

(alangleds1) #1

de su cargo que en circunstancias económicas, ya que estos fun­
cionarios no siempre poseían medios de producción.
Las obras legislativas nos dicen muy poco sobre estos máxi­
mos representantes de la burocracia mesopotámica. Entre las
leyes de Hammurabi sólo se encuentra —prescindiendo de la
determinación de los deberes de los miembros del colegio
judicial— una única mención de un organismo burocrático,
concretamente el de los mensajeros, que no era precisamente
uno de los más importantes. Se le menciona en relación con la
búsqueda de esclavos huidos (art. 16). Se habla también del je­
fe de la comunidad rural, que ya en tiempos de Hammurabi
era un órgano más de palacio (art. 24). Por el contrario, resulta
sorprendente que el código de Hammurabi, aunque contiene
diversas normas sobre el mantenimiento de las instalaciones de
riego, no cite al importante funcionario, encargado de la nave­
gación y del sistema de riego, a quien ya se menciona en el có­
digo de Eshnunna (art. 50).
En las capas sociales más altas se encontraban también los al­
tos jefes del ejército y los altos dignatarios de la clase sacerdo­
tal. De los primeros, el código de Hammurabi menciona al
menos a algunas personas, en relación con su responsabilidad
ante sus subordinados; sin embargo no hace mención alguna
de los sacerdotes. En el código sólo se regula la situación de dis­
tintos grupos de sacerdotisas del templo y del claustro, en de­
terminados casos incluso con gran detalle.
En el marco de la corporación, los representantes del comer­
cio en Mesopotamia disfrutaban de una importante situación.
Los llamados tamkarü llevaban a cabo una importante labor no
sólo en el terreno comercial y crediticio, pues realizaban tam­
bién servicios especiales del palacio, que merecen ser considera­
dos aparte.
Para completar nuestro esbozo de la ordenación corporativa
de Mesopotamia, citaremos a los representantes de las distintas
ramas de la producción artesanal, a quienes, según sus méritos,
se les abonaba una tarifa especial, codificada en las leyes de
Hammurabi (véase por ejemplo el art. 274). Por último, hay
que hablar también de los arquitectos y armadores y de los
miembros de las llamadas profesiones libres, tales como médi­
cos, cirujanos, veterinarios, comadronas y finalmente, aunque
no en último término, los escribas. Estos últimos eran, no sólo
escribas profesionales (al servicio de palacio o del templo,
ejercían sus funciones para el gran público, que no sabía escri­
bir), sino también, y en último término, los representantes y
portadores de la cultura sumeria y acadia, como autores de
obras literarias de todas clases (véase más adelante pág. 231
y ss.).

Free download pdf