Sociedad Y Cultura En La Antigua Mesopotamia - Klima Josef

(alangleds1) #1

aba el arado de madera con un contenedor incorporado en for­
ma de embudo, en el que los ayudantes del labrador iban
echando la simiente. En tiempos más antiguos, la simiente se
esparcía directamente con la mano. Después de la siembra se
rastrillaban los campos y el agricultor tenía todavía que vigilar
el nacimiento de la simiente, regar los campos y mullir la
tierra. En el ya mencionado «Almanaque del Agricultor» sume­
rio, encontramos la descripción exacta de la sucesión de todos
los trabajos del campo, en forma de indicaciones que el experi­
mentado agricultor le hace a su hijo.
Comparada con la nuestra, la siembra en Mesopotamia era
exigua: en los tiempos antiguos, aproximadamente 40 litros
por hectárea; en la época neobabilonia era ya más abundante y
alcanzaba entre 55 y 85 litros en la misma superficie de terre­
no. El cereal se recolectaba con hoces. Más tarde, para separar
el grano, se empleaban látigos de trilla o trillos, o bien se deja­
ba que el ganado pisara las espigas en la era. Finalmente se
aventaba el cereal para separar la granza.
¿Qué volumen alcanzaban las cosechas? Sobre esto pose­
emos diversos informes. Los de Estrabón y Herodoto contienen
indicaciones exageradas que sólo en casos muy excepcionales
podían corresponder a la realidad. Hay que enjuiciar crítica­
mente sobre todo los de Herodoto, que habla de un rendi­
miento de doscientos por uno. Pero también algunos de los in­
formes cuneiformes parecen muy exagerados, como por
ejemplo el de Asurbanipal, según el cual el tallo medía 2 m. y
la espiga 33 cm. Igualmente extraordinario resulta el rendi­
miento de ciento cinco por uno, que señala un informe sume­
rio. La mayoría de los informes cuneiformes indican que el ren­
dimiento medio de la cosecha venía a ser de 36 a 50 veces el
producto de la siembra (bajo condiciones especialmente favo­
rables se multiplicaba incluso por 80). Pero con todo, este ren­
dimiento continúa siendo considerablemente grande si se le
compara con el actual.
Entre las clases de cereal cuyo cultivo estaba más extendido
se contaba la cebada, que se empleaba para la alimentación de
personas y animales. Se sembraba también escanda (<triticum
dicoccum) que se utilizaba para hacer panes y para fabricar cer­
veza. También se conocía el trigo normal (triticum monococ-
cum) cuyo cultivo se extendió a todo el país desde Babilonia.
Mientras que el precio de la escanda no descascarillada aún
(había que machacar primero el grano en un mortero) era igual
al de la cebada, el del trigo era el doble que el de ésta. En el
Cercano Oriente no se cultivaron ni centeno ni avena, pero es­
taba muy extendido el cultivo del sorgo, conocido todavía en
esta región con el nombre de durra y que constituye uno de los
principales alimentos de la población.
En Mesopotamia no se conoció el olivo (si exceptuamos el

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