Sociedad Y Cultura En La Antigua Mesopotamia - Klima Josef

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religiosas— atribuyó el origen del comercio al dios del agua y
de la sabiduría, Ea. Este dios era venerado como el protector de
los arquitectos, de los armadores, de los alfareros, tejedores,
bataneros, zapateros, forjadores, metalúrgicos, etc. El sacerdo­
te Berosio, de la época babilonia tardía, menciona en su obra
«Babiloniaca» (véase cap. III) a un ser mítico, Oannes, que te­
nía cuerpo de pez y bajo cuya cabeza crecía otra cabeza hum a­
na, que contaba también con una voz humana. Según la des­
cripción de Berosio, Oannes, no sólo enseñó a los hombres los
conocimientos elementales de la escritura, de la ciencia y del
arte, sino también la creación de las ciudades, la construcción
de templos, la legislación, la administración de la tierra y la
fabricación de utensilios y herramientas.


Los PRINCIPALES MATERIALES: LA ARCILLA Y LA CAÑA

Como demuestran las excavaciones, el hombre mesopotámi-
co comenzó muy pronto las actividades de la construcción. Las
primeras edificaciones, que debían protegerle a él y su ganado
del ardiente sol y de las tempestades, estaban hechas simple­
mente con cañas. Se hacía un sencillo armazón con haces de ca­
ñas, que se cubría luego con esteras. Junto a este elemento,
pronto comenzó a utilizarse en la construcción el barro mezcla­
do con paja. Así se obtuvieron primero adobes de tierra secada
al sol y más tarde ladrillos. En la época presargónida se
conocían los ladrillos cocidos,1 que eran tan duros como la
piedra. El formato de estos ladrillos cambió en el curso del
tiempo y variaba según las regiones. Eran muy frecuentes los
ladrillos planoconvexos. En la época sargónida y durante la III
dinastía de Ur se emplearon ladrillos planos sin abultamiento
alguno. Según el tamaño existen diversos formatos, desde
aproximadamente 18 x 9 x 7,5 cm., hasta 47 x 47 x 7 cm.
En el segundo milenio antes de nuestra era se esmaltaban o
pintaban los ladrillos con fines decorativos y a veces se les
proveía también de relieves i El diseño del relieve o de la pintu­
ra puede atribuirse a un artista, aunque su fabricación estereo­
tipada fuera labor de los artesanos. Los revestimientos de los
muros de los palacios de Nínive, Dur Sharrukin y, por supues­
to, de Babilonia—en este último lugar principalmente la fa­
mosa Puerta de Ishtar o la Vía de las Procesiones (véase cap.
IV)— nos proporcionan un claro ejemplo de esto.
La arcilla tenía también una amplia utilización en la
alfarería. La producción de vasijas de barro coincide con el co­
mienzo del asentamiento sedentario de los hombres. La cerá­
mica de la época protohistórica muestra diversos indicios de
buen gusto y de hábil técnica. Vasijas de distintas formas y ta­
maños se adornaron en aquella época con múltiples motivos
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