Entre los dioses más importantes que se veneraban en la épo
ca tardía babilónica se encuentra también el dios amorita Adad
(el sumerio Ishkur), que cumplía sus funciones en el marco de
las fuerzas de la naturaleza, tanto de las benefactoras como de
las destructoras, ya que era el dios del tiempo, de las tempesta
des, de las tormentas y de las subidas de las aguas (véase fig.
44). Era pues uno de los dioses de la población agrícola. La ve
neración del dios de la vegetación Dumuzi, el acadio Tam-
muzu (nombre con el que se le menciona en la Biblia), teñía
un carácter plenamente agrario. Su culto, que equivalía al de la
naturaleza que se renueva eternamente a sí misma, estaba ex
tendido por toda Asia Menor.
Fig. 44. El dios acadio del tiempo Fig. 45. Figurilla de bronce que
Adad. Sello de lapislázuli (en forma de representa al, demonio Pazuzu. Ai-
figurilla), encontrada en Babilonia, tura, 14,5 cm. De procedencia des
procedente de la época de Asarhsd- conocida. Louvre, París
,dón. Altura, 20 cm. Staatliche Muse-
' en, Berlín
Entre los dioses de los infiernos, el primer lugar le estaba re
servado a Nirgal. Originariamente, en los infiernos reinaba la
diosa Ereshkigal —lo que supone, también en este terreno, un
vestigio del primitivo matriarcado. Nirgal era el dios de las en
fermedades y de la guerra. A Irra se le conocía como el dios de