Sociedad Y Cultura En La Antigua Mesopotamia - Klima Josef

(alangleds1) #1

la peste y, según un mito acadio, asoló la tierra mediante
guerras e incendios, matando a los hombres con la peste.
El carácter astral de las deidades sumerias y acadias está muy
claro, ya que a cada una de ellas le correspondía una de las
estrellas del cielo. Este carácter astral está particularmente
reflejado en los dioses del sol y de la luna. Á Ishtar le
correspondía el planeta Venus; a Anu se le.situaba en el
Ecuador celeste y a su lado se encontraban Ea y Enlil, Aries era
la estrella de Tammuzu, Marte le correspondía a Nirgal e Hidra
a Ereshkigal. La estrella de Mar-
duk era Júpiter, la de Ninurta, Sa­
turno, la de Nabu, Mercurio, etc.
Junto al culto a los dioses flore­
ció también el culto a los buenos y
malosrdemonios (véanse figs. 45 y
46). Los más temidos eran los
«siete malvados». Frente a ellos es­
taban los «siete sabios», demonios
bienhechores y amigos de los



  • hombres. A todos estos demonios
    se les representaba con figuras to-
    témicas. Los benefactores casi
    siempre se representaban como to­
    ros alados con cinco patas y cabeza
    de hombre (representados con cin­
    co patas porque estaban calculados
    para su contemplación de frente o
    de perfil. Vistos de frente se dis­
    tinguen dos patas y, vistos de per­
    fil, cuatro), o bien como hombres
    alados con cabeza de pájaro y los
    Fig, 46.^ Demonio con cabe- <<ma)[os>> demonios con cuerpo de
    za de león. Figurilla de terraco-. L ■ ' r y
    taenvmtrdevUK.sKHglo ho™b'e? caricaturescas caras de
    XXII-XXI), Jjouvre, París animales.


El TEMPLO Y LOS SACERDOTES

En e] punto central de la vida religiosa de Mesopotamia se
encontraba el templo, que a comienzos de la época histórica
era ya la construcción más importante en todos los asentamien­
tos. Su núcleo estaba constituido por el recinto con altar desti­
nado a los sacrificios, que, en un principio, era accesible a to­
dos aquéllos que eran portadores de ofrendas (véase cap. IX).
Cuando la relación entre hombres y dioses dejó de ser directa
para estar en manos de algunos mediadores, comenzó el influ­
yente papel de la clase sacerdotal. AI principio, el máximo
representante del poder secular era al mismo tiempo el repre­
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