Sociedad Y Cultura En La Antigua Mesopotamia - Klima Josef

(alangleds1) #1

de cuya consolidación se preocupaba la ciase sacerdotal por di­
versos medios, muy pronto se hicieron visibles los primeros
síntomas de desconfianza ante la justicia y omnipotencia de ios
dioses. Hay que preguntarse si la confianza de los hombres de
entonces en los dioses permanecía efectivamente inalterable
cuando veían, por ejemplo, como era destruida su ciudad,
abandonada por los dioses para ser entregada a un despiadado
enemigo. No es difícil adivinar lo que debía sentir el hombre
sumerio sencillo cuando vio, por ejemplo, a su propio rey, Lu-
galzagesi, en la situación a la que le redujo el victorioso Sargón
de Akkad: prisionero y encerrado en una jaula expuesta ante el
templo del dios Enlil en Nippur, es decir, ante el templo del
dios, que, según afirmaban los sacerdotes locales, había otor­
gado a Lugalzagesi el gobierno sobre Sumer y'Akkad.
Tampoco podía consolidar la fe de un sumerio o dé un aca­
dio el afecto que hacia ellos sentían sus dioses, pues los repre­
sentantes en la tierra de estos mismos dioses les hacían abando­
nar el trabájo de sus campos para consagrar sus fuerzas a la
construcción de un templo o de un palacio. Hallamos resonan­
cias muy cláras de esta desconfianza en muchas obras literarias,
en las que autores anónimos se quejan de adorar dioses que
desdeñan lás desgracias humanas y que no pueden desterrar la
maldad, la ¡injusticia y la desigualdad de la sociedad.
En las cláusulas de los contratos asirios de la época de la
dinastía sargónida (siglo VII a. de C.), ya no se amenaza con
el castigo dé los dioses, como era usual anteriormente. Lás san­
ciones, en él caso de que alguna de las partes contraviniera el
contrato, eran «castigos terrenos», muy drásticos e incluso refi­
nados (por ejemplo, según uno de los documentos, el infractor
estaba obligado a recoger grano a grano con la punta de su len­
gua 21 semillas de mostaza esparcidas por el suelo) Este hecho
demuestra que ya no reinaba una suficiente confianza en el
efecto de las amenazas con la mera maldición de los dioses.
Existen también en esta época nombres de personas muy signi­
ficativos, tales como La-dagil-ili «el que no mira a dios», La-
adir-ili «el rio temeroso de dios» e incluso La-tad-dar-i lu «no te­
mas a dios»i '


‘ Las CONCEPCIONES SOBRE LA MUERTE Y EL MÁS ALLA :?

El hombre mesopotámico se encontraba muy estrechamente
ligado a este mundo. Básicamente deseaba vivir el mayor tiem ­
po posible, pues temía a la muerte. En la piedad y en los sacri­
ficios a los dioses veía, como mucho, los medios de asegurarse
una larga vida. Sólo muy raramente encontramos mención de
algún suicidio. Sobre la continuidad de la vida en el más allá,
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