Sociedad Y Cultura En La Antigua Mesopotamia - Klima Josef

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conocidos los catálogos de las bibliotecas de Nippur y de Ur.
La biblioteca más antigua de Asiría fue fundada por Tiglat-
pileser I (1116-1078) en el templo dedicado al dios Asur, en
Asur. La de Asurbanipal (¿669-631 ?) es la mayor biblioteca co­
nocida hasta ahora de la antigüedad oriental. Asurbanipal no
fue solamente uno de los déspotas con mayor afán de conquis­
tas, sino también uno de los soberanos de mayor cultura que
subieron al trono asirio. Dominaba incluso el sumerio, solu­
cionaba difíciles problemas matemáticos y trataba frecuente­
mente con los sabios de su época; La organización de la
biblioteca fue sistemáticamente preparada por él. En ella
debían incluirse todas las obras de la literatura mesopotámica,
desde los tiempos más antiguos, en su versión original o, al
menos, en copias. Para este fin, encargó a muchos de sus man­
datarios que se ocuparan de buscar estas obras por todo el reino
y las llevaran a Nínive. Uno de los documentos con instruc­
ciones suyas, que se han conservado, dice lo siguiente: «Yo me
encuentro bien. Espero que también tú te encuentres bien. En
cuanto recibas esta carta, toma contigo a Shumma, a su herma­
no Bél-étiri, a Apla y a los hombres sabios de la ciudad de Bor-
sippa y busca todas las tablillas que se encuentran en sus casas ,
así como aquéllas que hayan sido llevadas al templo de Ezida.»
Sigue luego la relación de las obras a las que el rey concede un
especial valor, continuando más tarde las instrucciones: «Busca
las valiosas! tablillas que se encuentran en los archivos y de las
que no existe ninguna copia en Asiria y envíamelas. He infor­
mado ya a ¡los vigilantes del templo y al gobernador de Borsip-
pa. Nadie j debe negarte las tablillas. Si encuentras tablillas
sobre las que no te he escrito pero que consideres de valor para
la biblioteca de palacio, cógelas también y envíamelas.» Con
estos preparativos se creó una importante biblioteca, en cuyas
ruinas han encontrado los arqueólogos unas 10.000 tablillas
completas o fragmentos de tablillas. Esta cifra no corresponde
por supuesto al número de obras que contenía la biblioteca en
su época dé esplendor, que disminuyó mucho con las acciones
guerreras que siguieron. Con la conquista de Nínive por los
medos, en i el año 612 a. de C., la biblioteca fue destruida en
parte y el tiempo completó luego esta obra de destrucción.
También los primeros excavadores arrojaron müchas tablillas
entre los escombros, como material carente de valor, ya que no
respondían a los sensacionales resultados esperados al des­
cubrirse Nínive.
Si pensamos en el número de tablillas que se han conservado
hasta nuestra época, no tenemos más remedio que admirar el
extraordinario trabajo que tuvieron que realizar los biblioteca­
rios de Asurbanipal para copiar y traducir tan vasto material.
¡Cuánta aplicación era necesaria para repetir, en las obras
incluidas en varias tablillas, la última línea de una tablilla al

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