Medicina y farmacología
Herodoto definió la medicina mesopoiámica como magia o
curanderismo, cuyo ejercicio estaba en manos de conjuradores,
magos u otras personas. Pero ésta es una caracterización muy
arbitraria y deformada, hecha para complacer al lector, deseoso
de determinadas sensaciones. La medicina mesopotámica al
canzó, sin duda alguna, en el curso de casi tres milenios, un
considerable nivel. Los sumerios veían ciertamente en el arte de
la medicina un don de los dioses, sobre todo del dios de la
sabiduría, Enki, pero diferenciaron ya muy pronto entre los
meros conjuradores y exorcistas de malos demonios, llamados
para aquéllos que sufrían enfermedades cuyas causas parecían
ser sobrenaturales, y entre los especialistas, médicos (los llama
dos asu, «hidrólogos»), que practicaban simultáneamente la
medicina y la cirugía. No se ha excluido el qüe en un principio
ambas funciones, la de conjurador y la de médico, fueran ejer
cidas por una misma persona. Esta fuera de dudas que deter
minadas ceremonias rituales, como por ejemplo los auspicios o
la aruspicinai, basada principalmente en el examen del hígado,
ayudaron a la adquisición de importantes conocimientos ana
tómicos. |
Se ha encentrado en Nippur una lista de recetas farmacoló
gicas, que data del siglo XXI y que atestigua que los médicos
de entonces disponían para su uso de un manual, que carece
por completo de cualquier tipo de coloración mágica. En los
fragmentos legibles de este índice se hallan las más antiguas re
cetas conocidas hasta ahora, que se componen por un lado de
minerales (compuestos de cloruro sódico y nitrato potásico) y
por otro lado de sustancias animales (leche, cabezas de serpien
te o caparazones de tortugas), aunque lo que predomina son
los productos vegetales. Contiene también indicaciones para la
fabricación de pomadas, filtros o polvos con los distintos com
ponentes mencionados. No obstante, falta la mención de las
enfermedades para las que son aplicables los distintos medica
mentos. La detallada descripción de los diversos fármacos ates
tigua la gran tradición farmacológica sumeria. ,
El código de Hammurabi determina también los honorarios
y la responsabilidad de los médicos babilonios. Menciona
incluso el Tratamiento de una enfermedad ocular, concreta
mente la extirpación de un tumor encima del ojo, al que se co
noce hoy díá como «bubón de Bagdad».
En este mismo código se habla también de los veterinarios,
pero no se menciona a los especialistas en medicina interna. No
obstante, en el código de Hammurabi se citan algunas enfer
medades internas, como por ejemplo aquéllas que se conside
raban motivó para el divorcio o para impugnar la compra de un