LOS COMIENZOS DE LAS CIENCIAS NATURALES:
ZOOLOGIA, BOTANICA, MINERALOGIA Y QUIMICA
Hemos indicado ya que la tendencia de los sumerios a la sis
tematización está manifestada en una serie de listas en las que
se indican los nombres de animales, plantas y minerales. La
cría de ganado, la caza y los auspicios, al distinguir las pecu
liaridades de los animales y de las entrañas de éstos, ayudaron a
la adquisición de profundos conocimientos en el terreno de la
zoología. Durante la época casita estaba generalizada la cría ca
ballar. Numerosos relieves asirios atestiguan que los artistas de
aquella época poseían detallados conocimientos de la anatomía
del caballo. Los soberanos asirios hicieron instalar jardines zoo
lógicos con animales salvajes y exóticos. Los agricultores meso
potámicos conocían también diversos tipos de cruces entre ani
males domésticos.
Lo extenso de los conocimientos botánicos de aquella época
puede deducirse no sólo de las ya mencionadas listas de plantas
sumerias y acadias, sino también por el llamado «Libro de hor
ticultura» del rey babilonio Mardukaplaiddin (hacia finales del
siglo VIII antes de nuestra era), en el que se señalan un gran nú
mero de plantas ornamentales, de hortalizas y plantas forraje
ras. Se encuentran sobre todo nombres de especias. También
las listas de fármacos permiten deducir extensos conocimientos
sobre los poderes curativos de determinadas plantas.
Los conocimientos de mineralogía eran importantes sobre
todo para los escultores, canteros y joyeros mesopotámicos. Se
diferenciaron numerosas categorías de minerales por su valor y
sus propiedades, lo que está probado no sólo en los mitos su
merios sino también por su ordenación en las listas de minera
les sumerio-acadias. Los minerales tenían también importancia
en la medicina y en los rituales de conjuros.
A los habitantes de Mesopotamia tampoco les eran descono
cidos algunos procesos químicos: por ejemplo, en la fabricación
de cervezas y bebidas alcohólicas (véase cap. IX); en la prepara
ción de medicamentos, pomadas, cosméticos, colores y esmal
tes; en la producción de vidrio, etc. Está también atestiguada
la depreciación del oro mediante aleaciones con otros metales
menos valiosos: el rey casita Burnaburiash I (siglo XIV a. de C.),
en una carta dirigida al soberano egipcio Amenofís IV, se queja
de que el oro que ha recibido de él como regalo no es puro; tras
haber fundido esa «ofrenda de oro», que pesaba 20 minas, sólo
quedaron 5 minas. De la biblioteca de Asurbanipal se conocen
algunos fragmentos de una obra (cuyo título es «Puerta del
horno»), que nos permiten saber algo sobre el procedimiento
de preparación de los esmaltes coloreados y la imitación de
piedras preciosas. Se han encontrado igualmente crisoles y
deshechos de fundición. Conocemos una serie de normas asi-