de 2.000 mitos y epopeyas sumerios. Otras obras han sido
halladas en los archivos de los templos de Kish, Uruk y Ur. Al
mismo tiempo, encontramos también obras acadias, muy
influenciadas por la literatura sumeria: los nombres de los hé
roes son sumerios y los dioses proceden en su mayoría del pan
teón sumerio. Mientras no se tuvo el suficiente dominio de la
lengua sumeria, sólo fueron comprendidas y editadas las obras
de la literatura acadia. Unicamente gracias a pacientes investi
gaciones, principalmente las del sumeriólogo americano S. N.
Kramer, se adquirieron mayores conocimientos de la literatura
sumeria.
Su comprensión se ve dificultada por una serie de circuns
tancias. Con frecuencia, las obras sumerias han sido encontra
das en fragmentos de arcilla sin cocer, que se deshacían por
completo inmediatamente después de ser descubiertas. Las
tablillas están conservadas en los más diversos lugares. Así, un
fragmento de una obra se encuentra en el Museo de Estambul,
mientras que otro fragmento se envía a Filadelfia, otros a París,
Londres q Berlín. Por todos estos motivos, no resulta fácil una
completa i visióü de la literatura sumeria. La interpretación de
los textos jofrece también numerosas dificultades. Y, finalmen
te, aunqúe se conocen ya numerosas obras literarias sumerias,
el número de las que se hallan sin descubrir es mayor aún. Las
copias que se hicieron de estas obras en las escuelas sumerias y
acadias nos ayudan a completar numerosas lagunas de los tex
tos originales, producidas por el estado fragmentario en que
aquéllos se encuentran. Los continuos descubrimientos de
obras literarias mesopotámicas amplían y completan la imagen
de la sociedad de aquel entonces, de sus relaciones económicas
y de su ambiente cultural. En esto precisamente reside su espe
cial importancia.
El auge del poder político de Asiría se manifestó también,
desde el siglo XIII a. de C ., en el aumento de la actividad litera-;
ría. Los textos sumerios se editaban siempre acompañados de
su traducción al acadio. Tras la creación de las grandes bibliote
cas de los déspotas asirios (véase cap. XV) se escribieron ver
siones canónicas de las grandes obras en varias tablillas. En las
copias de la biblioteca de Asurbanipal hay a veces una nota que
explica que la copia ha sido comparada con el original. Por el
contrario;, también se explica a veces que el escriba realizó la
copia al dictado, sin>poder ver la, versión original. A veces, los
cambios introducidos en los textos eran intencionados. Se
debían, o bien al espíritu creativo del escriba o a una nueva si
tuación política.
La estructura de algunas de las grandes obras se ve claramen
te en el ejemplo de la epopeya sumeria de Gilgamesh. En un
principio eran unos seis poemas independientes, cada uno de
los cuales hacía referencia a alguno de sus actos heroicos. Más
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